La presidenta Cristina Fernández se embarcó en una confrontación con el Poder Judicial por las investigaciones a su persona sobre presunto lavado de dinero y otras irregularidades, que si bien hace olvidar de a ratos los niveles de inflación e inseguridad, en otros momentos rememora la batalla contra los jueces federales que encarnó el menemismo, en el tramo final de su gestión. Si se traza un paralelo con la década de los ’90, en un principio los jueces federales fueron aliados del gobierno de Carlos Menem, pese a graves denuncias -como el Yomagate- contra la administración central. Muchos de ellos habían sido designado por aquél gobierno. Pero cuando el menemismo expiraba, los jueces federales se mostraron divididos y algunos de ellos avanzaron en causas como la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia, que terminaron encarcelando al ex mandatario. Algo similar parece ocurrir hoy. Tanto el juez federal Ariel Lijo, que proceso a Amado Boudou por la causa Ciccone, como su par Daniel Rafecas, apartado por el kirchnerismo en la misma causa, fueron propuestos por Néstor Kirchner.
El caso de otro magistrado, Claudio Bonadio, el cambio de época queda reflejado de alguna manera en la opinión que allá por el 2010 tenía sobre el juez la hoy diputada ultra K y miembro del Consejo de la Magistratura, Diana Conti: ‘Claudio es para mí un ejemplo de juez independiente. Resuelve de acuerdo con sus convicciones siempre. Desde que Carlos Kunkel y yo estamos en el Consejo él nunca tuvo que presentarse a declarar‘.
¿Qué cambió? El poder.
La batalla judicial y la pelea con la oposición, intentando diezmar cualquier posibilidad de que un candidato antikirchnerista suceda a Cristina en diciembre de 2015, desvelan a la mandataria. Por eso el gobierno reaccionó con una denuncia por ‘sedición‘ contra la oposición, cuando le marcaron la cancha a la Presidenta rechazando de antemano cualquier posibilidad de que la Casa Rosada designe a un miembro de la Corte mas. Ese límite, no soportado por CFK, derivó en la presentación judicial del abogado K, Eduardo Barcesat. Nadie quiere correr la suerte que corrieron dos ex presidentes como Menem y Fernando de la Rúa, que pasaron horas de sus vidas transitando los tribunales con resultados divididos: uno fue preso y el otro sobreseído. La desesperación oficialista por evitar que cualquier avance de la justicia roce a Cristina,
descuidó las formas. A tal punto que el viceministro de Justicia, Julián Alvarez, admitió que ‘probablemente esté bien procesado‘ Amado Boudou en la causa por presunta falsificación de los papeles de un auto Honda.
El límite del avance judicial parecía ser Boudou pero el allanamiento de Hotesur -la empresa que administra el hotel de Cristina en El Calafate- elevó el piso, para involucrar a la Presidenta. ¿Podría judicializarse la campaña en el 2015? Al parecer, tanto la Presidenta como Boudou serán noticia durante el 2015 a partir de las acciones que surjan desde Comodoro Py. ¿Cómo afectará eso a los candidatos? Difícilmente desde el oficialismo Daniel Scioli pueda el año que viene repetir la defensa de la Presidenta que ejerció públicamente el miércoles, reclamándole al juez Bonadio ‘prudencia‘ y ‘responsabilidad‘ por tratarse de una Jefa de Estado. No sería electoralmente correcto. La posición de Mauricio Macri, de Sergio Massa y del eventual candidato de UNEN, también importaran a los fines del futuro que le aguarda a la cúpula kirchnerista a partir del 2016. Salvo Raúl Alfonsin, ningún mandatario dejó el poder y disfrutó de su retiro.

