Con la militancia. CFK declaró en la sala colmada de público en el subsuelo de Tribunales, adonde arribó pasadas las 9.30 y se retiró sin hacer declaraciones.

 

La vicepresidenta electa Cristina Fernández ironizó ayer sobre las acusaciones en su contra, aludió a otras causas penales que involucran a sus hijos Máximo y Florencia, y criticó con dureza a jueces, fiscales y funcionarios del gobierno de Mauricio Macri. "Te imputan estupideces y ni siquiera te dejan demostrar que son estupideces que otros también cometieron".

Tras pedir una botella del agua mineral que ella toma, comenzó a exponer ante los jueces Jorge Gorini, Andrés Basso y Rodrigo Giménez Uriburu, a quienes en todo momento miró e interpeló con preguntas, al igual que al fiscal Diego Luciani, a quien le preguntó su apellido antes de comenzar a cuestionarlo por la acusación.

Aludió a la "mesa judicial" que dijo tenía el gobierno de Mauricio Macri "donde se decidía quién iba preso, quién no iba preso, a qué empresario había que apretar". "Siempre les digo a los Albertos, Beraldi (su abogado) y Fernández, que son profesores de la facultad, "¿Ustedes cuentan las cosas que pasan en Comodoro Py a los alumnos de derecho penal?"", cuestionó.

Este planteo fue parte de sus críticas al fuero federal. "Lo que se ve y se conoce es horrible", agregó alzando el tono de voz. Antes había cuestionado lo que llamó las "escuchas ilegales" difundidas, al organismo que se encarga de las escuchas ordenadas por la Justicia, la Dajudeco y a su titular, Martín Irurzun, presidente de la Cámara Federal porteña. "Irurzun te escucha e Irurzun te mete preso. Esta es la fórmula de Comodoro Py", acusó.

Sobre el juez Claudio Bonadio dijo entre otros puntos que ni siquiera la dejó tener tarjeta de crédito, ni a ella ni a sus hijos. "Tampoco sería justo cargar las tintas sobre Bonadio o Ercolini, dos jueces de grado. Estuve dos años sin fueros por voluntad propia, decidí no tener fueros, ya estaba en marcha la causa Hotesur, dólar futuro. No me dictaron la preventiva". "Bastó que fuera electa senadora para que tres días antes me bajaran la prisión preventiva que obviamente no pudieron ejecutar porque tenía fueros. Buscaban la construcción mediática, los títulos de diarios, Cristina no va presa porque se ampara en los fueros", dijo.

Para "mentir hay que saber mentir, también como para todo es clave en los tiempos que vienen que los que hablen y las que hablen sepan de qué hablan, si no nos va a ir muy mal a los argentinos", concluyó, y pidió "perdón" por el tono exaltado.

Entre el público se ubicaron exfuncionarios y legisladores K como Teresa Parodi, Juan Cabandié, Martín Sabbatella, Jorge Taiana, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo Estela Carlotto, entre otros.

 

  • Una denuncia de Carrió, el origen de la causa

La causa que sentó ayer en el banquillo a Cristina tiene como origen una denuncia en 2008 de la entonces diputada opositora y aliada de Macri Elisa Carrió, aunque tomó impulso definitivo con una denuncia en 2016 del exdirector de Vialidad Nacional Javier Iguacel. La investigación apunta a que se pergeñó un plan en la provincia de Santa Cruz -de la que Kirchner fue gobernador de 1991 a 2003- para el manejo "fraudulento" de fondos en favor de las empresas de Báez, que resultaron adjudicatarias de casi la totalidad de las obras viales licitadas en esa provincia durante los 12 años en que se extendieron los gobiernos nacionales kirchneristas. El expediente se relaciona con otros dos en los que se investiga si se usaron dos sociedades inmobiliarias de los Kirchner para recibir, mediante arrendamientos de propiedades, transferencias millonarias de parte de empresarios como Lázaro Báez, que a su vez habrían recibido adjudicaciones con sobreprecios.

 

  • Sorpresa en el entorno de Alberto Fernández al que involucró

La declaración de Cristina que involucró a Alberto Fernández sorprendió al mandatario electo y a su entorno ya que la expresidenta sugirió que sea citado como imputado en el expediente más paradigmático de la presunta corrupción kirchnerista. Si bien la expresidenta dijo con ironía "van a tener que llamar indagatoria el propio Presidente de la Nación" dando a entender que eso sería un disparate, esta declaración tronó fuerte en las oficinas de Alberto en Puerto Madero. Allí se descartó que hubiera habido un acuerdo político entre el presidente y la vicepresidente electa. Eso significa que Alberto Fernández no consensuó con Cristina que propusiera su declaración indagatoria como una pieza más de su estrategia procesal.

Alberto ya figura como testigo por la defensa de Cristina, pero ello no implica ninguna eventual responsabilidad penal en la causa que se ventila en el TOF Nº 2.

Por eso Alberto Fernández se sorprendió cuando CFK sostuvo "van a tener que citar al presidente de la República, que fue jefe de gabinete de 2003 a 2008". Esa sugerencia implicaría modificar el estatus jurídico de Alberto Fernández, cerrando así una extraña paradoja en la historia de la Argentina: después del 10 de diciembre, no sólo habría una vicepresidente procesada por corrupción, sino que también se sumaría el presidente de la Nación.

En Puerto Madero aseguran que Cristina K no improvisó y que su propuesta al tribunal oral esconde la intención de lograr que Alberto Fernández use su peso institucional para cerrar una investigación que tendría suficiente evidencia para sostener fuertes condenas a los imputados por corrupción pública. En este sentido, la ecuación política es fácil de explicar: si la causa está armada, que la desarme Alberto Fernández desde la Casa Rosada.