El maquinista Julio Benítez fue imputado formalmente por haber violado la velocidad máxima en diez oportunidades a lo largo del trayecto Moreno-Once, donde el sábado pasado chocó la formación chapa 5.

El registro de violaciones al límite de velocidades fue parte de las nuevas pruebas en su contra que le leyó el juez Ariel Lijo, tras recibir el jueves los resultados de un conjunto de pericias que había pedido antes de resolver su situación procesal.

Según los registros técnicos incorporados al expediente, Benítez ingresó el tren a Once a una velocidad de 22 kilómetros por hora cuando el máximo establecido para poder detener la formación es de 12, como ya había adelantado a pocas horas del accidente el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo. Sin embargo, esa violación fue sólo la última de los diez excesos de velocidad que realizó a lo largo del recorrido en ocho estaciones, de acuerdo a las planillas completas del itinerario del tren. Según uno de los registros, entre las estaciones de Paso del Rey y Merlo, por donde pasó entre las 6:28 y las 6:29, circuló a 65 kilómetros en un tramo donde la velocidad máxima permitida es de 60, mientras que entre San Antonio de Padua e Ituzaingó, circuló a 63 kilómetros, cuando la velocidad debe ser de 60.

Benítez está imputado del delito de estrago con lesiones producidas a 80 pasajeros. A estos delitos se suma el de ocultamiento y destrucción de prueba ya que otra de las pericias confirmó que la sangre encontrada en el disco rígido de la cámara de seguridad de la cabina era la suya, de modo que fue quien lo arrancó de la gaveta y la ocultó en su mochila para evitar la prueba. La semana próxima Lijo resolverá el procesamiento del motorman, que sigue detenido, pero en ese momento podría decretar su libertad si considera que no hay peligro de fuga ni de que dificulte la investigación del hecho.