Según la Universidad Católica Argentina (UCA), hasta un 60% de hogares argentinos perciben la venta de drogas en la zona que habitan.
Además, el reporte del Observatorio de la Deuda Social Argentina indica que el consumo de sustancias psicoactivas, que había retrocedido durante el confinamiento por coronavirus, volvió a dispararse en 2021 y en niveles superiores a los previos a la pandemia.
En los últimos días, la problemática del consumo (y, en paralelo, el tráfico) de drogas en los barrios urbanos de Buenos Aires y el resto de Argentina volvió a ocupar el centro del debate público a partir de la muerte de 24 personas (y la intoxicación de al menos otras 80) por el consumo de cocaína adulterada en el conurbano bonaerense.
En virtud del enriquecimiento de la discusión, la UCA difundió los resultados de la última Encuesta de la Deuda Social Argentina sobre la oferta de drogas en la zonas urbanas del país, realizada entre julio y octubre del año pasado.
Según el reporte, en 2021, el 23% de los hogares en la "Argentina urbana" informó la presencia de venta y/o tráfico de drogas en la manzana, vecindario o barrio en el que está ubicado.
Según regiones urbanas, la presencia de venta o tráfico de drogas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es de un 11%; pero la prevalencia se incrementa de manera significativa en el conurbano bonaerense (23%), otras grandes áreas metropolitanas (29%) y el resto urbano (27%).
Los datos evidencian mayor presencia del flagelo del narcotráfico, el narcomenudeo y el consumo adictivo de drogas en los sectores de mayor vulnerabilidad socio-ocupacional: específicamente, un 41% de los hogares de sectores bajos marginales perciben venta o tráfico de drogas en sus alrededores.
Al mismo tiempo, en villas de emergencia o asentamientos precarios casi un 60% de hogares refieren que existe venta o tráfico de drogas en su zona. En general, cuatro de cada 10 hogares en condición de pobreza perciben la presencia del narcomenudeo en sus alrededores, frente a un 15% de los hogares no pobres.
De acuerdo al informe, tres de cada 10 hogares donde habitan niños se encuentran ubicados en zonas con presencia de venta o tráfico de drogas.
A su vez, según la estadística, en un contexto barrial de alta percepción de inseguridad, un 50% de los hogares de barrios en donde es nula o baja la vigilancia provincial reporta venta y/o tráfico de drogas (en general, en sectores de trabajadores pobres o marginales). Al mismo tiempo, la venta y tráfico de drogas alcanza al 13% de los hogares en vecindarios donde existe vigilancia policial permanente (en general, en barrios de clase media baja o media alta).
En ese sentido, aseguran, la evidencia indica una "marcada ausencia, impericia o desidia gubernamental" frente a la cual las casi únicas respuestas, insuficientes para cubrir la problemática en toda su dimensión, "surgen desde organizaciones no gubernamentales, iglesias, medios de comunicación o entidades privadas".
Los estudios muestran que, a pesar de que la oferta y demanda de drogas y el consumo de alcohol tuvieron un retroceso auspicioso durante el 2020, especialmente en el inicio de la covid, volvieron a crecer durante 2021, incluso a niveles superiores a los precedentes de la pandemia.