Hace cincuenta y cinco años Juan Domingo Perón vio frustrado su objetivo de retornar a la Argentina y ponerle fin a su exilio que se inició en 1955 con el Golpe Militar que derrocó a su gobierno, debido a que en Brasil le informaron que por indicación del gobierno de Arturo Illia no iba a poder viajar a Buenos y fue forzado a regresar a España.
De esta forma, ese 2 de diciembre de 1964, el mito popular que hablaba de un general regresando a la patria en un avión negro para ponerse al frente de una iniciativa política que le permitiría recuperar el poder que había perdido tras el golpe de Estado de 1955, se derrumbaba ante la realidad de un peronismo que continuaba proscripto.
A fines de 1963, el Comando Superior Justicialista que se encontraba bajo la influencia del líder de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) Augusto Timoteo Vandor anunció que en cuestión de meses, Perón iba a retornar a Argentina al año siguiente.
Aunque en el peronismo la posibilidad de un regreso parecía improbable tras la anulación de las elecciones de 1962 en las que Andrés Framini en la provincia de Buenos Aires, las bases del movimiento comenzaron a ilusionarse con la puesta en marcha del "Operativo Retorno".
El propio Perón le daba crédito a las versiones del retorno y le aseguraba a quienes lo visitaban en Madrid que estaba dispuesto a volver al país ese año. En noviembre, el rumor de la vuelta cobró fuerza y se esperaba que Perón llegara a un país vecino y desde allí se trasladaría a Argentina.
Los gobiernos de Brasil, Chile y Uruguay le comunicaron a Illia que le impedirían al expresidente llevar a cabo una escala en sus territorios.
El 30 de noviembre, Uruguay le informó al Ejecutivo argentino que el fundador del justicialismo planeaba llegar desde Paraguay, y desde el Ministerio de Defensa se ordenó un refuerzo de las fronteras con ese país. Aunque no se declara el estado de sitio, el gobierno radical -que había llegado al poder el año anterior tras ganar una elecciones en las cuales el peronismo estuvo proscripto- actuó con celeridad al ordenar la movilización de las fuerzas armadas y las policías federal y bonaerense en las cercanías del aeropuerto de Ezeiza.
A las 1.45 hora de Madrid, Perón partió desde el aeropuerto de Barajas al frente de una comitiva que integraban Augusto Vandor, Andrés Framini, Delia Parodi, Carlos Lascano y Alberto Iturbe. Ocho horas más tarde, la nave en la que se trasladaban los protagonistas del "Operativo Retorno" tocaba suelo brasileño, y al cabo de un tiempo en tierra, un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil ingresa en el avión con malas noticias para el grupo.
Se trataba de Joao Lampreia Gracie, y según contaron los acompañantes de Perón, estaba acompañado de una persona que se expresaba con acento inglés. A Perón se le comunicó que no podría seguir en viaje hacia Argentina y reaccionó con indignación: "¿A quién corresponde la orden?". "Al presidente de Brasil" (Humberto de Alencar Castelo Branco), replicó el funcionario para pedirle que descienda del avión.
"Soy pasajero en tránsito y me protege el derecho internacional. Nadie puede esgrimir el derecho a obligarme a descender de este avión, que por otra parte es territorio español", argumenta el general en medio del avión.
Ante la negativa de Perón, las autoridades brasileñas comienzan a remolcar la máquina hacia la zona militar del aeropuerto de Río de Janeiro y entonces el líder del justicialismo desiste de su actitud al entender que la travesía acababa de terminar.
Cerca de la medianoche, el máximo líder popular del país era regresado a Madrid y la Cancillería brasileña emitió un escueto comunicado: "En atención a un pedido argentino y dentro del más alto espíritu de colaboración y amistad existente entre los dos países, el gobierno brasileño convino en detener en Río de Janeiro el viaje que el señor Juan Domingo Perón realizaba en un avión de Iberia".
John William Cooke, dirigente que representaba a los sectores más combativos del peronismo, diría poco después que el "Operativo Retorno" fracasó por "la presión yanqui" y "por errores propios". Tras este frustrado regreso, un sector del justicialismo conducido por Vandor entendería que sin el líder en el país, había que comenzar "un peronismo sin Perón". Sería el principio de una etapa de enfrentamientos entre sectores dialoguistas y combativos del peronismo que anticiparían la violencia política que envolvería al país en la década de los años "70.
El mito del avión negro caló hondo
El mito del retorno de Juan Perón en un avión negro surgió cuando el general se encontraba exilado en Panamá y en Argentina se producía la sublevación del general Juan José Valle contra la dictadura de Eugenio Pedro Aramburu. Al momento que fracasaba esa rebelión, en medio de una sangrienta represión que incluyó ley marcial y fusilamientos, Perón cayó enfermo de neumonía y dejó de ser visto por las calles de la ciudad de Colón, donde residía. El círculo íntimo de Perón creía además que su vida corría peligro le recomendó preservarse; mostrarse poco. Por esos días, un avión negro de origen estadounidense desapareció cerca del Canal de Panamá y Perón, en broma, les dijo a sus colaboradores que para sembrar confusión, había que decir que él estaba a bordo de esa nave que en algún momento aterrizaría en Argentina.
El mito del "Avión negro" caló hondo en el sentimiento del pueblo peronista, y estaba muy arraigado en 1964, al punto que algunos militantes lo siguieron utilizando como símbolo de resistencia ante la proscripción. Días después del fallido regreso de Perón, un avión negro de cartón de un metro de largo apareció en Plaza de Mayo y llevaba en su artesanal fuselaje una inscripción contundente: "Hay que luchar, porque sin lucha, no hay retorno", y llevaba la firma de la Juventud Peronista. Ocho años después, Perón retornaría por unos días a Argentina tras 18 años de exilio y fueron varios los sectores del PJ que creyeron haber sido consecuentes con aquella consigna que pudo verse en la histórica plaza en el lomo de un avión de fantasía.
Mal trago de Vandor
Según una versión, Perón había pedido permiso al propio dictador Francisco Franco para que dejara salir el avión de Iberia rumbo a Buenos Aire, pero la presión de los militares evitó el arribo al país. El fracaso del Operativo Retorno ahondó las diferencias entre Perón y Vandor, a quien el líder culpó por el mal paso e incluso acusara de traición.