Luego de las liberaciones de Nahuel Morandini y Roque Villegas, el exgobernador Gerardo Morales, lejos de retroceder, dice que está decidido a llegar hasta la Corte Suprema contra lo que él sostiene que es una “conspiración” para dañarlo a él, a su mujer y a su hija. Así lo anunció este martes a LA NACION, en una entrevista en el estudio jurídico de sus abogados, en la que sostuvo que los imputados que estuvieron presos hasta este lunes y que irán a juicio como imputados en la causa iniciada por su esposa, Tulia Snopek, deben responder por delitos “más complejos que tuitear”.
Morandini fue arrestado el 4 de enero pasado a raíz un tuit en el que escribió que “uno de los tekis le enseña a tocar la quena a la mujer del ex gobernador” y Villegas, por postear en Facebook un video que había recibido en Tik Tok, pero Morales sostiene que después surgieron pruebas que acreditarían que Morandini forma parte de una “banda” que, según él, tiene detrás a Milagro Sala. Sobre Villegas, admite hoy que su responsabilidad podría ser “secundaria”.
En cuanto a Javier Milei, que lo acusó de “represor”, Morales dijo que el Presidente “se dedica a tuitear todos los días”. El exgobernador no respondió sobre el silencio del radicalismo en relación con su situación y anunció que prepara nuevas demandas relacionadas con este caso. “Todavía no se conocen todos los elementos que se harán públicos en la causa y que se van a ventilar en el juicio oral”, advierte.
-Como querellante, su familia pidió que Morandini y Villegas sigan detenidos, ¿Usted cree que ellos tienen que estar presos?
-Es una decisión que tiene que tomar la Justicia. Acá se ha instalado un falso motivo de la causa, se dice que Morandini y Villegas están presos por tuitear, pero es una causa que tiene que ver con delitos más complejos, con la organización, planificación y divulgación de acciones que ha llevado adelante un grupo de personas para instalar la infamia y producir dos delitos muy graves: uno es tornar incierta la identidad de mi hija, que tiene poco más de dos años. Es muy grave, es el artículo 139 del Código Penal.
-Le quiero preguntar por los hechos, ¿qué elementos hay para sostener eso?
-Déjeme interpretar los delitos y después le comento los hechos. Morandini y su grupo dicen que yo me hice un ADN, cosa que no es cierta y, en consecuencia, dicen que mi hija no es mi hija, lo que se afirma en todos lados. Esto, lo que hace, es alterar y tornar incierta la identidad de mi hija.
-¿Cuándo dijo Morandini que Usted se hizo un ADN?
-Se ha generado una alteración de la identidad de una niña, mi hija, que me va a preguntar, de acá a unos años, si es mi hija o no. El daño es tremendo. El otro es el escarnio público a mi mujer, que fue invisibilizado por muchos comunicadores: estamos hablando de tornar incierta la identidad de una niña, con una mentira pergeñada por Morandini y su grupo, que son una banda. Esto surge de la investigación preparatoria. Es una causa grave, ¿o no? Inventaron cosas que hasta hoy siguen agraviando la honra de mi mujer.
-¿Morandini dijo que usted se hizo un ADN?
-Se dijo en el grupo de WhatsApp [se refiere a los mensajes a los que accedió la Justicia después de arrestar a Morandini y secuestrarle su teléfono]. Él formó parte de la organización. La que lleva el cuento y habla en el WhatsApp dice cosas como esta: “Pensemos en una obra de teatro. Afirmemos que se hizo el ADN, ojo que es mi cuento”, dice ella [en alusión a Lucía González, sobre quien pesa una orden de detención y está en Uruguay]. Morandini pide alquilar una avioneta para difundir la versión.
-Morandini fue detenido el 4 de enero. En ese momento la Justicia no tenía acceso a su teléfono.
-Pero ni bien encuentran el teléfono surge otra cosa. Yo no soy el fiscal, soy víctima. Soy el padre de una víctima y no se qué le voy a contestar cuando me pregunte por todo esto. Muchos terminan invisibilizando la situación de una niña con quien se comete un hecho grave.
-A Morandini lo detienen por un tuit.
-Pero la causa no tiene esa imputación, es el 139 y hay cosas que no se conocen y se van a conocer en el juicio oral y público.
Fuente: La Nación.

