El gobierno nacional asumió esta semana una nueva estrategia en el caso Maldonado, que con el pasar de las semanas se transformó en uno de sus grandes desafíos políticos. La nueva postura del oficialismo quedó evidenciada esta mañana, cuando el ministro de Justicia, Germán Garavano fue tajante cuando le preguntaron por el rol de las fuerzas de seguridad en la desaparición del joven artesano.
"¿Usted pone las manos en el fuego por la Gendarmería?", le preguntaron. Y contestó: "No, de ninguna manera, yo no pongo las manos en el fuego por nadie; debemos estar abiertos a cualquier hipótesis".
Hasta principios de esta semana, el Poder Ejecutivo había defendido el accionar de los efectivos en los operativos que realizaron el 31 de julio y el 1° de agosto en la ruta 40. Sin embargo, el cotejo de ADN que tornó inverosímil la hipótesis que situaba a Santiago Maldonado en un ataque a un puestero de Benetton lo obligó a restructurar su mirada sobre el caso.
El funcionario aseguró que la causa está rodeada de "cosas extrañas que aparecen y que tienen que ver con el clima enrarecido vinculado a lo electoral". No obstante, se mostró confiado en que la Justicia y la ciudadanía en general sabe distinguir cuáles son los elementos reales que pueden conducir a encontrar al joven artesano.
Maldonado es buscado desde el 1° de agosto. Ayer, el mapuche Matías Santana declaró ante el juez del caso que vio con binoculares cómo un grupo de gendarmes detuvo, golpeó y trasladó al artesano. Dijo que distinguió al joven de 28 años porque tenía una campera celeste que él le había prestado. Este jueves se prevé que más testigos darán su relato sobre lo sucedido esa tarde en la ruta 40.