Imprevista e improvisadamente, el Gobierno encontró una riesgosa fórmula para evadir el difícil escenario planteado por la oposición y el sindicalismo respecto a suspensiones, nuevos hechos de inseguridad, despidos, la situación judicial de Amado Boudou o la modificación del impuesto a las ganancias: los fondos buitres y el juez Thomas Griesa.

Como a lo largo de la gestión de Néstor Kirchner, primero, y de Cristina Fernández, después, el kirchnerismo necesitó siempre de un ‘enemigo antipatria‘ a vencer, para poder plantear a la sociedad: nosotros o ellos. ‘Braden o Perón; Griesa o Cristina‘. Dos funcionarios del oficialismo apuntalaron la estrategia y coincidieron en que le retribuyó a Cristina Fernández un aumento de ‘unos cinco puntos en su imagen positiva‘. Créase o no. Debajo de ese manto, quedó relegado el reclamo de un sindicalismo unido ‘a los ponchazos‘, con Hugo Moyano, Antonio Caló, Luis Barrionuevo, Pablo Micheli y hasta Hugo Yasky, para reclamar la modificación del impuesto a las ganancias.

Los despidos y suspensiones en el sector industrial que, ante el silencio sindical, no hacen más que darle protagonismo a los partidos de Izquierda, es otro dilema irresuelto y atado, obviamente, a la marcha en declive de la Economía. A la situación inflacionaria que provoca la merma del consumo se le sumaron, en las últimas horas, episodios de inseguridad de ‘famosos‘ como el futbolista Carlos Tevez o el actor Diego Reinhold, que en otras circunstancias, activan la problemática del delito y fortalece a los dirigentes de la oposición. Pero nada de eso prosperó a nivel difusión, atado al compás de espera sobre el conflicto con los holdouts, que ayer recibió la inesperada ‘ayuda‘, en el esquema del Gobierno de sacar los problemas de la agenda, con el fallecimiento del jefe de la AFA, Julio Grondona, cuya historia se multiplicó durante toda la jornada.

El interrogante es qué sucederá a partir de hoy con la estrategia kirchnerista. Se elevaría el nivel de incertidumbre, principal enemigo de la economía real y los mercados vía mayor deterioro del grado de confianza de los consumidores, inversores y empresarios. Resultado: caída en los niveles de actividad, presión sobre el mercado cambiario informal e inestabilidad en el sistema financiero doméstico (con probable retiro de depósitos).

Además, habría una máxima dificultad para acceder al mercado internacional de capitales. Las provincias encontrarían problemas para financiar su déficit presupuestario con préstamos obligando al Gobierno a recurrir a mayor emisión monetaria. Además, grandes empresas privadas (YPF, por ejemplo) tampoco podrían recurrir al financiamiento internacional.

También pueden esperarse cierres de mercado de préstamos para el comercio exterior. Resultado: caída de nuestros envíos al exterior y de importaciones. Eso sin descartar un posible incremento de fuga de capitales, por incertidumbre del escenario económico, lo que sumaría presión al mercado cambiario.