El sepelio del juez federal Claudio Bonadio se realizó ayer al mediodía en el cementerio privado Jardín de Paz de la localidad bonaerense de Pilar, en el marco de una ceremonia reservada para la familia y amigos, tal como solicitó su hijo Mariano, y sin la presencia de representantes del Poder Judicial.
El cementerio mantuvo desde temprano sus puertas cerradas, con una importante custodia policial que controló -listado mediante- cada uno de los ingresos que se fueron dando a partir de las 11.30, casi una hora antes de que llegara al lugar el cortejo fúnebre que partió desde una casa velatoria en el barrio porteño de Villa Urquiza.
Las fuerzas policiales se ocuparon también de mantener el portón de entrada despejado de periodistas y fotógrafos.
Pocos minutos después de las 13, el auto que trasladaba los restos del juez federal -que falleció el martes a los 64 años- llegó al cementerio, con solo cuatro autos integrando el cortejo, uno de ellos un taxi que transportaba al relevo del último custodio.
Antes de abrir el portón de ingreso, la guardia policial adoptó la posición de "firmes" frente al féretro y saludaron con la "venia", tras lo cual habilitaron el ingreso a la cochería. En ese momento, en el hall de ingreso se vio al hijo del juez fallecido y a su tío fundirse en un abrazo, mientras el resto de sus familiares iba agrupándose antes de comenzar la caminata hacia la capilla, donde hubo una breve ceremonia previa al traslado de los restos hacia su morada final.
Télam