La causa de los cuadernos de las coimas dio ayer un giro de alto impacto político ya que se quebró un empresario fuertemente ligado al Gobierno actual que ponderó la "transparencia" y recalcó que "nadie tiene impunidad".
El nuevo arrepentido es el empresario Ángelo Calcaterra, primo del presidente Mauricio Macri, quien ayer admitió ante el juez el juez federal Claudio Banadio que hizo aportes ilegales a las campañas del kirchnerismo de 2013 y 2015, en la causa en la que se investiga una presunta red de coimas a funcionarios públicos a cambio de la concesión de obra pública.
Quien hasta 2017 fue dueño de la constructora IECSA, una de las más beneficiadas con contratos de obra pública durante los Gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, se presentó a declarar voluntariamente en el caso, por el que ya están detenidos, entre otros exaltos cargos y empresarios, Héctor Javier Sánchez Caballero, exdirectivo de IECSA.
La aparición expontánea de Calcaterra sorprendió porque no figuraba entre los primeros imputados en la causa de los cuadernos del exchofer de Roberto Baratta y tampoco era uno de los citados a declaración indagatoria. Sin embargo, la estrategia elaborada por Calcaterra y sus abogados fue anticiparse y aportar información al juez. Así, se convirtió en "imputado arrepentido".
Con las declaraciones de este nuevo empresario arrepentido, las situaciones procesales de Roberto Baratta, Julio De Vido y también tal vez de la propia senadora Cristina Fernández de Kirchner, imputada en el expediente como jefa de una asociación ilícita, serán más complicadas a partir de esta novedad.
Según se supo, Calcaterra admitió ante Bonadio que es verdad lo que figura en los cuadernos sobre pagos de Iecsa a Baratta y los exfuncionarios kirchneristas del Ministerio de Planificación de Julio De Vido. No obstante, el empresario aclaró que los montos son menores a los que figuran en los escritos del chofer (alrededor de 8 millones de dólares). Sin precisar cifras habló de pago de entre 100 y 200 mil dólares. Y aseguró que su exCEO Javier Sánchez Caballero "pagaba por órdenes mías".
El empresario argumentó que esos pagos fueron aportes para las campañas electorales del kirchnerismo en 2013 y 2015, y aseguró que lo hizo bajo una situación de extorsión porque los funcionarios kirchneristas les frenaban los pagos de las obras y ponían en riesgo económico a la firma.
De esa forma, Calcaterra apuesta a la línea del primer empresario arrepentido en la causa, el ex Isolux Juan Carlos de Goycoechea, que también minimizó los montos que figuran en la causa como supuestos pagos de coimas al kirchnerismo y dijo que se trataban de "aportes de campaña".
Las estrategias de Calcaterra y De Goycochea parece ser apostar a convertir un caso de corrupción y coimas como este en uno de aportes de campaña no declarados (el exdueño de Iecsa figuraba entre los aportantes en blanco de la campaña kirchnerista), lo que aliviaría mucho su situación judicial.
Quienes lo vieron a Calcaterra en los tribunales de Retiro dijeron que se lo notaba aliviado, como si se hubiese sacado un peso de encima por una situación que lo tiene bajo presión desde hace tiempo e incluso habría sido uno de los motivos de la venta de IECSA el año pasado a Marcelo Mindlin. Ahora, su pretensión sería que liberen a su exCEO. Sánchez Caballero era un nombre clave de la constructora, la firma que fundó Franco Macri y que en 2005 le vendió a su sobrino. El exgerente general de la compañía era mano derecha del primo del Presidente y aparece en varias causas de corrupción, especialmente las vinculadas a las coimas de Odebrecht.
Además de Sánchez Caballero, se especula con que un tercer empresario se sume como arrepentido. Se trataría de Francisco Valenti, directivo de Impsa, firma del grupo Pescarmona.
Presentación forzada
La presentación de Calcaterra está vinculada con la decisión de su mano derecha, el detenido Javier Sánchez Caballero, de ofrecerse como "imputado colaborador", lo que implicaría que asuma su culpa en el pago de coimas y que aporte información.
El "príncipe" que Franco ve como sucesor
Ángelo Calcaterra probablemente por su profesión de arquitecto es conocido en el ambiente de la construcción como "el príncipe de la obra pública", algo que lo diferencia tal vez de los más rudos ingenieros que mandan en el negocio. Algunas destacan que este arquitecto de 58 años es mucho más que el primo hermano presidencial, ya que el jefe de la familia, Franco, había puesto su mirada en Ángelo como su sucesor al frente de los negocios. Y solía deslizar que era el típico caso del alumno que supera al maestro. En 2007 Franco le vendió o le cedió dos joyas de su imperio: IECSA, la constructora implicada en el caso de los cuadernos de las coimas y la desarrolladora Creaurban, que ya tenía un nombre en el mercado inmobiliario con 200.000 metros cuadrados en viviendas de lujo. Al frente de las empresas IECSA coleccionó contratos, entre ellos estuvo entre las elegidas para el tren bala que nunca se concretó. A esa licitación la ganaron con Alstom e Isolux, cuya cabeza en la Argentina, Juan De Goycochea, también está entre los arrepentidos.
Muy amigo del amigo del alma presidencial, Nicolás Caputo, Ángelo supo asociarse a la italiana Ghella para obras de mayor porte. Y es muy conocida su participación en el multimillonario proyecto de soterramiento del Sarmiento de la mano de Odebrecht.
Ángelo veranea en Punta del Este en el complejo Terrazas que él mismo ideó y donde tienen casa el Presidente y todos los hermanos Calcaterra. Ese complejo Terrazas está al frente de Terrazas de Manantiales, desarrollado por el tío Franco hace ya 30 años.