Si un día después de las elecciones primarias se le consultaba al más audaz de los analistas si Juan Manuel Urtubey podía sufrir una derrota electoral dos meses después, nadie se hubiese atrevido a confirmarlo.
Cuando el gobernador salteño inició su posicionamiento nacional, desde 2017 a esta parte, sus rivales lo acusaban de desatender su gestión en la provincia. Olvidaban remarcar que la "gestión" nunca fue un fuerte en Urtubey. Por ejemplo, en 2015 de cara a la contienda por la gobernación con Juan Carlos Romero, inauguró el Parque del Bicentenario. El proyecto del parque estaba elaborado desde 2007, previo a su llegada al poder.
Tras las primarias, los estrategas de Urtubey debieron lidiar con las vacilaciones del gobernador en la escena nacional. El Partido de la Victoria, bajo la égida de Sergio Leavy, intendente de Tartagal, rompió con el frente gobernante y conformó el Frente Ciudadano para la Victoria. Esa disección clausuró cualquier chance de que el oficialismo fuera visto como un gobierno "nacional y popular".
Entonces, el urtubeicismo optó por candidatos outsider, como Adrián Valenzuela, y no identificados con la doctrina justicialista, como Andrés Zottos del Partido Renovador de Salta, fuerza fundada durante la dictadura por el capitán de navío y exgobernador, Roberto Ulloa. El discurso de "nuevo" y "desintoxicado" de la política de Valenzuela se mostró escaso para la segunda ola de campaña. Los votantes naturales de Cambiemos (que el domingo obtuvo el primer lugar en Salta), a los que el oficialismo provincial acudió de urgencia, encontraron una opción más pura en Martín Grande, confeso macrista, que en el pendulante gobernador Urtubey. Así, Grande finalmente revirtió el resultado de las primarias y truncó las posibilidades de Urtubey, quien tenía previsto dar un discurso de lanzamiento nacional. DyN
