El cardiocirujano argentino René Favaloro, de cuyo suicidio se cumplen hoy 20 años, "contribuyó en la construcción de su propio mito", consiguiendo "lo que ningún otro científico": alcanzar la popularidad de "una estrella del espectáculo o los deportes", según afirmó Pablo Morosi, el autor del libro "Favaloro, el gran operador".

"Pocos de nosotros le conocemos la cara a los premios Nobel Bernardo Houssay o Luis Leloir, y mucho menos sus logros, pero todos reconocemos a Favaloro, que consiguió lo que ningún otro científico, que es ser casi una estrella del espectáculo o de los deportes", dijo Morosi.

"Y para eso tenés que trabajar mucho, y él lo hizo con gran paciencia. No cambió su estilo campechano (nació en el humilde barrio El Mondongo, de la localidad bonaerense de La Plata). Mantenerlo lo acercó a la gente. Y hasta se subió al escenario del Luna Park con Luis Landriscina para recaudar fondos para su fundación", agregó.

Para Morosi, Favaloro se proponía "ser el mejor". "Eso también le construyó un ego enorme que al final le jugó muy en contra porque, además de los despidos y el achicamiento de su fundación en medio de la crisis, lo que le proponían era que ocupara un rol honorario en la institución y se desplazara de lo operativo. Y eso le debe haber pegado muchísimo, como haber tenido que tocar tantas puertas hasta sentirse que se transformaba en un mendigo", dijo.

Tras su suicidio "se escriben libros muy concentrados en dilucidar por qué se mató", para "concentrarse en la deuda del PAMI (la obra social de los jubilados) y en el momento final".

Según Morosi, Favaloro "era un gran operador: hizo 13 mil intervenciones quirúrgicas".

La Fundación Favaloro para la Docencia y la Investigación Médica se creó en 1975, cuatro años después del regreso de Favaloro de EEUU. Favaloro había trabajado la última década en la Cleveland Clinic de Ohio, donde desarrolló la contribución fundamental de su carrera: la cirugía del bypass aortocoronario o de revascularización miocárdica, un hito en la historia de la enfermedad coronaria.

En 1971 había decidido volver a la Argentina con el propósito de organizar en Buenos Aires un centro de excelencia en cirugía cardiovascular que combinara la asistencia médica con la docencia y la investigación.

Durante la crisis del 2000, el PAMI tenía una gran deuda económica con su fundación, lo que deprimió mucho a Favaloro. El 29 de julio de 2000, después de escribir una carta criticando al sistema de salud argentino, se quitó la vida de un disparo al corazón.

"No terminamos de creer la historia que se nos cuenta, pero él dejó escritos los motivos de su muerte: el ahogo económico y financiero de la fundación y la corrupción del país", dijo el autor de "Favaloro, el gran operador", que acaba de publicarse.

"Si seguimos buscando otras razones es porque no queremos asomarnos a ese espejo que nos dice en la cara que somos unos corruptos, un desastre como sociedad, que es el mensaje que dejó", reflexionó Morosi. Cuando se mira "el final de la película", resulta que "la sociedad le dio la espalda" en un momento crítico de su existencia.

 

Épico

Favaloro trabajó para perfeccionarse en operaciones de corazón "que eran vistas como un experimento de ciencia ficción", explica Morosi. Respecto de su sentido patriótico, atribuyó "su germen" a la instrucción recibida en el Colegio Nacional de La Plata, donde tuvo docentes de la talla de Ezequiel Martínez de Estrada, quien "tenía esa visión según la cual si sos privilegiado de ser universitario, hay que devolver al país lo que éste te dio". Esta manera de pensar se patentiza cuando renuncia a un sueldo anual de un millón de dólares en EEUU para regresar al país, retorno que "lleva adelante con una épica patriótica" que la opinión pública le reconoce.

"Este gesto de desprendimiento, cuando ya tenía su vida resuelta y estaba en la meca de la cirugía, lo pone en una plataforma de héroe", dijo.

Uno de sus días más gloriosos fue el 9 de mayo de 1967, cuando en un quirófano de la Cleveland Clinic operó con éxito a una mujer de 57 años que tenía obstruida una arteria coronaria, restableciendo la circulación sanguínea a través de un injerto de vena safena proveniente de una de sus piernas.

"Ese día se escribió una de las páginas más destacadas de la historia de la cardiología mundial. Fue la primera cirugía programada de revascularización miocárdica que utilizó la técnica luego bautizada como bypass", explicó Morosi.

El autor dijo que a Favaloro "le costó mucho que se lo reconociera como el precursor" porque otros médicos habían realizado experiencias similares, pero el procedimiento sólo se utilizaba en "situación de emergencia y con resultado incierto" porque no estaba sistematizado en un protocolo, tarea a la que se abocó el platense con tanta "eficacia" que estas intervenciones comenzaron a programarse y el riesgo de muerte "se redujo de un 80 a un 5%". Télam

 

¿Y el Nobel?

Favaloro logró que algunos sectores impulsaran su candidatura al Nobel de Medicina, pero no funcionó por dos razones: una es que la Academia distingue al médico que cura una enfermedad. "La otra es geopolítica, por su carácter de latinoamericano", según el biógrafo Morosi.