Marcos Peña buscó dejar ante inversores en su paso por Nueva York un fuerte mensaje de confianza en el futuro de la Argentina en términos económicos y de Cambiemos en términos políticos.

 

El camino, admitió el jefe de Gabinete, puede incluir grandes desafíos, pero se mostró muy confiado en que el Gobierno va a lograr llevar adelante su agenda de reformas y avanzar hacia la meta de lograr el equilibrio fiscal. Sobre todo, que esta agenda de transformaciones, que incluye recortes y la necesidad de acordar con el FMI, no va a hipotecar las chances de Mauricio Macri de conseguir la reelección.

 

"No hay intenciones de volver al pasado, al país que dejamos atrás, sólo una minoría cree que ese es el camino correcto"

 

"Tenemos mucha confianza en que el acuerdo con el FMI y la nueva situación en la que estamos no van a comprometer nuestra capacidad de ganar las elecciones del año que viene", dijo Peña ante inversores
y empresarios durante un almuerzo en la sede del Consejo de las Américas.

 

"Aunque en la Argentina tenemos un fuerte debate político, tenemos mucha confianza, y así lo muestran las encuestas y lo muestra el día a día, en que la gran mayoría de los argentinos que decidieron cambiar sólo miran en una dirección, y eso es hacia adelante", afirmó Peña. "No hay intenciones de volver al pasado, al país que dejamos atrás, sólo una minoría cree que ese es el camino correcto", completó.

 

 

El mensaje de continuidad política que dejó Peña se complementó con un fuerte énfasis en la meta de reducir el desequilibrio de las cuentas públicas. El jefe de Gabinete insistió varias veces en ese punto ante los inversores, aunque sin soslayar las dificultades del momento. "Sabemos que por varias razones el camino se hizo más angosto y patinoso, por eso fuimos al FMI y estamos cerca de un acuerdo preventivo", reconoció.

 

Otro frente es el de la negociación política para conseguir los recortes necesarios, buena parte de los cuales pasarán por provincias en manos del PJ. "Necesitamos reforzar nuestra capacidad para llegar a acuerdos políticos con la oposición, que nos permitan avanzar en nuestro camino fiscal", señaló Peña. Agregó en este sentido que el Gobierno está "confiado" en que va a poder "avanzar en acuerdos para garantizar ese camino".

 

Sabemos que por varias razones el camino se hizo más angosto y patinoso, por eso fuimos al FMI y estamos cerca de un acuerdo preventivo

 

El ministro dejó otras definiciones. El gradualismo, afirmó, es "el camino posible hacia el crecimiento, con equilibrio fiscal y cuidado de los sectores más postergados", pero se debe acelerar el paso hacia la eliminación del déficit "porque cambió el contexto y no hay margen de error". Además, para alcanzar las metas fiscales son necesarios recortes, pero según Peña "es crucial no afectar los proyectos de infraestructura". Los proyectos de participación público-privada, sostuvo, servirán para aliviar al Tesoro.

 

Y un mensaje directo a los oídos de los inversores: "La Argentina puede crecer porque hay mucho espacio para invertir". Los sectores dinamizadores de la economía, afirmó, van a ser principalmente el agro, la infraestructura, la energía, la construcción y el turismo.

 

Desayuno con empresarios

Antes, más temprano, Peña participó de un desayuno en el Consejo Empresarial para el Entendimiento Internacional (BCIU, en inglés, un think tank de Nueva York) con empresarios e inversores, algunos de
ellos con presencia en la Argentina y otros con planes de incursionar en el país. El jefe de gabinete ofreció allí, a puertas cerradas, una actualización detallada de los planes del Gobierno y transmitió optimismo en el largo plazo, según pudo saber Infobae.

 

El objetivo era esencialmente uno: administrarle a los empresarios e inversores norteamericanos una nueva dosis de confianza en la Argentina

 

"Algunas compañías indicaron que van a incrementar sus inversiones en la Argentina y que no se van a retirar, y otras dijeron que exploran la posibilidad de iniciar operaciones en el país y no mostraron inquietud por el curso de la economía o por el funcionamiento de las instituciones", relató en off the record uno de los asistentes al desayuno. El jefe de Gabinete recibió preguntas y respondió a todas.

 

Peña completó así, frente a los hombres de negocios neoyorquinos, una gira que lo llevó a tres destinos -La Habana, Londres y Nueva York- muy distintos entre sí y donde desplegó agendas de orden
también muy diverso.

 

 

En la Gran Manzana, el objetivo era esencialmente uno: administrarle a los empresarios e inversores norteamericanos una nueva dosis de confianza en la Argentina. Y para eso el Gobierno decidió que el principal referente político después del Presidente llevara un mensaje también político al corazón del mundo de los negocios. El país volvió al mundo y ese rumbo no se va a torcer.

 

Las garantías financieras que también esperan los inversores llegarán de un momento a otro desde Washington, cuando se anuncie el acuerdo stand by de acceso "excepcional" negociado con el FMI en la capital estadounidense. La negociación técnica concluyó y desde el Gobierno transmiten optimismo por el resultado de esas gestiones, iniciadas en medio de la urgencia cambiaria de la segunda mitad de abril. El mercado ya tomó nota de estas señales.

 

 "La Argentina puede crecer porque hay mucho espacio para invertir"

 

Peña llegó a Nueva York acompañado por Fulvio Pompeo, secretario de Asuntos Estratégicos, y a ellos se unieron el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, y el jefe del bloque de Pro en la Cámara baja, Nicolás Massot. La lista refuerza el sesgo político de la comitiva. El ministro de Finanzas, Luis Caputo, iba a ser de la partida, pero a último momento debió bajarse.

 

La próxima foto a la que apuesta el Gobierno como mensaje a los mercados es la de Mauricio Macri y Christine Lagarde juntos en Quebec, este fin de semana. El Presidente fue invitado a la cumbre del G-7 por ser este año anfitrión del G-20 y en la ciudad canadiense se encontrará con la titular del FMI.