La cúpula del Gobierno decidió concentrar los esfuerzos en conseguir el tratamiento sobre tablas del proyecto de reforma electoral tras el anuncio de rechazo de gobernadores y senadores del PJ conocido el jueves, y de no conseguirlo, impulsar como Plan B la boleta única de papel, aunque divide aguas en cuanto a sus posibilidades técnicas.
Según altas fuentes oficiales, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y especialmente el ministro de Interior, Rogelio Frigerio, trabajaban en negociaciones contrarreloj para que se logre un tratamiento sobre tablas en la Cámara alta, que permita saltear la comisión que preside el senador ‘K’ Marcelo Fuentes, en la que el proyecto está bloqueado.
‘Tenemos número para la aprobación en el Senado según nuestros cálculos. Si se logra consenso con algunos gobernadores, los dos tercios de los presentes (que exige el reglamento para tratar sobre tablas) se pueden conseguir‘, dijo un funcionario macrista.
En la conversación del jueves por la tarde que mantuvo el Presidente con el equipo del Ministerio del Interior, surgió una alternativa en caso que fracase toda aprobación en el Senado: impulsar por única vez la boleta única de papel, como la utilizada en Santa Fe.
Quien propuso esta alternativa en la reunión fue el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, y cuenta con el apoyo del asesor presidencial y apoderado del PRO, José Torello. Empero, esta especie de Plan B quedó subordinado a no lograr convertir en ley la implantación de la boleta electrónica, un anhelo innegociable de Macri desde principio de año.
La boleta única de papel divide las aguas, ya que desde el equipo del secretario de Asuntos Políticos, Adrián Pérez, consideran que es fácticamente imposible su implementación en las PASO porque requeriría en algunos distritos (como la provincia de Buenos Aires) un tamaño de más de un metro cuadrado, por lo que la ven factible sólo para la elección general posprimarias.
Debido a que el Ejecutivo convocó a sesiones extraordinarias por varios proyectos, entre ellos el de la Reforma Política, los intentos por lograr la boleta electrónica continuarán hasta mediados de diciembre.
La esperanza está puesta en volcar la voluntad de algunos gobernadores con posturas intermedias (como el pampeano Carlos Verna), aunque dan por descontado que los senadores que responden a los gobernadores de Formosa, Santa Cruz, La Rioja y Tucumán persistirán en su negativa a apoyar el proyecto.
A contramano de sus pares del PJ y del bloque del FPV, el gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, reafirmó ayer su apoyo al proyecto del Gobierno y insistió que ‘negar la tecnología es querer tapar el sol con las manos‘. ‘Siempre fui favorable al voto electrónico porque el sistema electoral es muy engorroso y termina deslegitimando muchas candidaturas‘, y añadió: ‘En algún momento, más temprano que tarde, habrá que dar este debate porque mejora la calidad democrática‘.
En tanto, el gobernador de Chaco, Domingo Peppo, ratificó su apoyo y advirtió que ‘ese debate habría que darlo en la Cámara‘ alta, tras lo cual dijo ser un ‘convencido‘ de que ‘hay que eliminar el papel‘. En el mismo sentido, la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, pidió a todas las fuerzas políticas el ‘compromiso‘ para aprobar la reforma política, al considerarla ‘una herramienta de transparencia necesaria para todos los argentinos‘.
‘Hace un año, la gente votó un cambio y estos proyectos pretenden avanzar hacia lo que la gran mayoría de la sociedad demanda‘, resaltó Vidal. Y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, afirmó que ‘sería una locura‘ que se volviera al sistema de boleta de papel para las elecciones legislativas de 2017.