El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que, como consecuencia de la "muy difícil" situación derivada de la sequía, la economía argentina caerá 2,5% en 2023 y se recuperará con un crecimiento del 2,8% en 2024.
De esta forma, el organismo multilateral modificó su pronóstico sobre el país respecto al dado a conocer en abril último, cuando proyectó un crecimiento del 0,2% para 2023.
En el marco de la presentación de la actualización del informe de perspectivas mundiales (WEO, por sus siglas en inglés), el Fondo expresó ayer que "la Argentina atravesó una situación muy difícil por la sequía" durante el período en cuestión, y "prevé una tasa de inflación para 2023 de 120%". Eso fue lo que explicó el economista jefe del FMI, Pierre Olivier Gourinchas, en una conferencia de prensa brindada en Washington.
Si bien la proyección fue más negativa que en abril, el Fondo estima que Argentina podría lograr "moderar la tasa" en los próximos meses, ya que la proyección "esta basada en la implementación de las políticas que han sido acordadas" en el nuevo entendimiento técnico pactado el domingo último, que se oficializaría en los próximos días.
El FMI pronosticó que Argentina caerá en recesión este año, poniendo punto final a la recuperación que despuntó tras la pandemia de coronavirus (el principal argumento al que ha recurrido el Gobierno para defender su política económica) y a contramano del resto de las principales economías de América latina, que acelerarán su crecimiento.
De esta forma, en cuanto a los precios, el FMI se mantiene más optimista que analistas privados, que calculan que la tasa de inflación superaría el 140% anual. No obstante, hay alimentos que han llegado a registrar subas anuales cercanas al 300%, como el caso del azúcar. Tomate, lechuga y papa registraron alzas anuales de 300%.