“Maravilloso”. El Canal de Beagle es un estrecho o paso marítimo entre Argentina y Chile ubicado al sur de la provincia de Tierra del Fuego, específicamente en la ciudad de Ushuaia. Es un “maravilloso” lugar, según varios turistas.

 

El viento del este, que golpea con fuerza el Canal de Beagle, no es impedimento para que más de 100 mil turistas se aventuren durante todo el año a recorrer sus revueltas aguas en un recorrido en catamarán, que parte del puerto de Ushuaia para llegar casi al extremo, donde se encuentra el Cabo de Hornos.

Con el imponente paisaje del fin del mundo y la presencia de pingüinos magallánicos y bantú, ballenas jorobadas y cormoranes imperiales, que se aprecian por sorpresa al paso del catamarán, los turistas, de los que uno de cada cuatro son extranjeros, disfrutan de una travesía que tiene una duración de entre 3 o 4 horas, que se puede extender una más según el recorrido elegido.

El presidente del Puerto de Ushuaia, Néstor Lagraña, precisó que se trata de 9 naves con capacidad para 300 pasajeros, que pueden realizar dos viajes por día, y que en temporada de verano “trasladan hasta 5.400 viajeros al día”. “En temporada baja -agregó- vinieron 4.965 chicos de las escuelas de la ciudad y la provincia de Tierra del Fuego, y en todo el año llevamos a Puerto Williams, Chile, 1.157 personas”, otros de los recorridos que se realizan en este polo turístico.

No es fácil ver a toda esa fauna austral junta en un viaje hacia las Islas de los Pájaros, la de los Lobos y al Faro Les Eclaireurs. Pero nada se puede descartar en ese paisaje que se muestra sereno en el puerto de Ushuaia pero que en minutos, frente al faro, puede convertir al viento en un violento aerosol que arroja agua salada a la cara de los visitantes.

A lo lejos, la ciudad de Ushuaia se trepa a la montaña como para llegar hasta el Martial, el glaciar colgante que se puede ver entre los edificios de la comuna, “al que se puede llegar en una caminata de más de dos horas, cuesta arriba”, explicó la guía de Turismo del Instituto Fueguino de Turismo, Painé Mauricio.

El recorrido, que tiene un costo de 1.200 pesos por persona, arranca tranquilo y ofrece el espectáculo de los lobos marinos. Pero en minutos la geografía se vuelve inhóspita.

 

Protagonista. El pájaro carpintero gigante, un protagonista clave del Parque Nacional Tierra del Fuego.
 

 

Los petreles de varios tipos, los albatros y las scubas, acompañan la navegación que recupera su paz junto a las montañas de Chile, a resguardo del viento, y así se llega a la pingüinera que tiene dos especies de esas aves.

El barco se vara para que los turistas saquen fotos y distingan a unas de otras por el color de sus patas y picos, negros o naranjas, más chicos o más grandes con o sin anillos dobles en el pecho.

Después de dos horas de navegación, en el regreso ocurre lo inesperado: dos ballenas jorobadas nadan a 100 metros de la embarcación y cada vez que asoman sus lomos, una exclamación de sorpresa parte de los turistas, que no dejan de tomar fotografías mientras se zambullen y muestran la cola completa, lo que genera el momento más emotivo del viaje.

Tras esa experiencia en las aguas del canal, la ciudad ofrece, hacia el norte, por la Ruta 3, el Glaciar Ojo del Albino, que derrama sus témpanos en un lago que se une a la Laguna Esmeralda.

El trayecto se puede hacer a pie, para los más entrenados, pero para ello hay que disponer de todo un día de ascenso y descenso entre rocas anaranjadas y la vegetación verde o dorada según la temporada.

Otro de los atractivos que se complementan con el paseo en catamarán es una visita al Parque Nacional Tierra del Fuego, que en 2017 recibió un 15 por ciento más de visitantes que en el año anterior, con lo que pasó de 300.000 a 350.000 turistas.

De ese total, indicaron representantes del parque, 140.209 fueron extranjeros, 78.557 del área metropolitana, 48.214 del resto de las provincias y 11.796 de Tierra del Fuego, entre otros.

 

En meses de calor, se forma en el canal una capa superior de agua dulce y cálida.

En el área de 68.909 hectáreas pueden apreciarse pájaros carpinteros gigantes. Se trata del pájaro carpintero más grande de América, tras la extinción del pájaro loco de Estados Unidos y su pariente mexicano, que dejó sin habla a los turistas por la fuerza con que golpeaban los árboles, su raya blanca de punta a punta de sus alas y la cabeza roja de los machos y el negro profundo total de las plumas de las hembras. El visitante cree que verá sólo una de estas aves, pero aparece su pareja y luego otro macho y otra hembra, dos veces más y son seis, por lo que los ojos no alcanzan en medio del bosque andino patagónico para ver al ave símbolo de la provincia de Tierra del Fuego.

El Beagle es un canal interoceánico que separa Argentina de Chile. En 1978, era inminente un conflicto armado entre Argentina y Chile por la posesión de las islas ubicadas al sur del canal. Gracias a la intervención del por entonces papa (Juan Pablo II) se evitó una guerra.

Beagle era el nombre de la embarcación inglesa que se aventuró en dos oportunidades por estos mares australes, en 1826 y 1833. La segunda ocasión fue la más renombrada. Estaba al mando del capitán Robert Fitz Roy, y navegaba llevando como naturalista a un joven que más tarde se convertiría en una leyenda para la ciencia: Charles Darwin. Télam