Dos niños de 6 y 11 años y su papá de 42 fallecieron, en tanto que la mamá y otra hermana adolescente se encuentran internadas fuera de peligro en el hospital Central de Mendoza tras haber sido arrastrados por un alud dentro del automóvil en el que viajaban en medio de una tormenta registrada en la localidad de Potrerillos, en Luján de Cuyo.
Los fallecidos son un niño de 6 años y su hermana de 11, que fueron retirados la noche del miércoles ya sin vida del interior del auto lleno de barro y piedras en medio de la tormenta, y su padre, Oscar Alfredo Caliva, que permanecía desaparecido y su cuerpo fue hallado por la mañana, a unos 6 km del lugar donde quedó atascado el auto.
En tanto Kiara Caliva, la otra hermana de 17 años, y la madre de los niños, Anahí Olivares, de 38, se encuentran internadas y "evolucionan favorablemente en sala común, pero permanecen en estado de shock y con asistencia psicológica", indicaron ayer desde el hospital Central mendocino.
"Las mujeres conservan un buen estado general con algunas heridas cortantes menores. Fueron evaluadas por neurocirugía y no poseen conducta quirúrgica", se explicó ayer en el parte médico.
El hecho ocurrió durante la noche en medio de una fuerte tormenta y alud que arrasó un badén en avenida Los Cóndores sin número, pasando el puente de la ruta 7, en la localidad de Potrerillos, en Luján de Cuyo, cuando la familia se trasladaba a bordo de un Fiat Palio dominio KDL-427 conducido por el padre de familia.
"Esta gente fue sepultada con el 50% del cuerpo en medio de agua, lodo y piedra", relató ayer por la mañana un vecino desde el lugar del alud.
En declaraciones radiales, Ariel Rodríguez añadió que "estaban enterradas, compactadas, con tierra, barro, y otra joven agonizando, sufriendo. Tratamos de sacarlas, pero después de una hora de esfuerzo no pudimos".
Según su relato, "el conductor cruzó en ese momento crucial que se desató el alud y lo arrastró la corriente".
Gonzalo Atencio, al igual que otros vecinos de la zona, coincidieron en que los Caliva "eran una familia muy unida que trabajaba realizando sus propias comidas, panificados naturales y hasta hacían su ropa artesanal". "Eran artesanos, gente buena sin ninguna maldad", aseguró el vecino quien aclaró que Maku, el menor de los Caliva "era un varoncito que tenía rastas, pelito largo pero muy presentable y por eso lo confundieron inicialmente con una nena cuando lo sacaron del auto".
Según trascendió, la familia era oriunda de la localidad bonaerense de Virrey del Pino, en La Matanza, pero hace 15 años se había establecido en Mendoza.