Dolor, llanto y furia llenaron el ambiente de la base naval de la ciudad de Mar del Plata, donde desde hace días los familiares de los 44 tripulantes del submarino argentino desaparecido esperaban noticias.
“Me quedé viuda con un nene de 11 meses”, dijo a periodistas con la voz quebrada Jessica Gopar, esposa de Fernando Santilli, uno de los tripulantes que viajaban en el ARA San Juan, que desapareció la semana pasada en el Atlántico Sur después de reportar fallas eléctricas.
“No volvieron y no van a volver nunca más. Y no sé si van a volver sus cuerpos, eso es lo que más me duele, porque no sé si podré llevarle una flor”, se lamentó Gopar. Familiares se abrazaban en llanto en un parque de la base de Mar del Plata, ubicada a 400 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires y hacia donde se dirigía el submarino militar antes de desaparecer.
Después de recibir la noticia sobre la explosión, una joven se desplomó sobre sus rodillas en el estacionamiento del predio e inmediatamente fue abrazada por un joven que buscó consolarla.
“Están todos muertos”, dijo entre sollozos Luis Tagliapietra, padre de un tripulante, a Radio La Red, y agregó que una autoridad de la base le confirmó sus muertes por el estallido a una profundidad de entre 200 metros y 1.000 metros. “No hay ser humano que sobreviva a eso”.
Muchos creen que el caso puede haber sido una consecuencia de los escasos recursos y la falta de capacitación de las Fuerzas Armadas de Argentina, desde que acabó una dictadura militar a principios de la década de 1980.
“¡Mataron a mi hermano, hijos de p…!”, gritó frente a las cámaras un hombre desde el interior de un automóvil al salir de la base. Entre los tripulantes del ARA San Juan se encontraba Eliana María Krawczyk, la primera mujer en alcanzar el grado de oficial de submarinos en el país sudamericano.
“Qué voy a estar esperanzada si ya está”, dijo Itatí Leguizamón, esposa de un tripulante, en el predio de la base, frente al cual fueron colgadas banderas argentinas con mensajes de aliento y esperanza.
“Yo lo único que quería era a mi hijo vivo”, cuenta el padre de uno de los marineros. “Alrededor de las 11 de la mañana me llamó el jefe de mi hijo desde la base de Mar del Plata confirmando la explosión y que están todos muertos”, cuenta sin contener la tristeza Luis Tagliapietra, padre de Alejandro Damián, teniente de corbeta de 27 años. “No puedo entender que en el comunicado oficial no digan la verdad, es increíble”, añade.
La madre del teniente de navío Fernando Vicente Villarreal, uno de los marinos a bordo del ARA “San Juan”, pidió ayer al presidente Mauricio Macri que “ponga orden” en la Armada y exigió a las autoridades de la fuerza que renuncien “si no están preparadas” para conducirla. “El Presidente, que ponga orden, porque me voy muy mal de acá”, dijo María Rosa Belcastro, madre de Villarreal. Agencias