Desde ayer, Cambiemos sabía que la oposición tenía al menos 130 diputados que le darían el quórum para habilitar la sesión especial para debatir el proyecto contra el aumento de tarifas. Por eso, comenzaron a planear su estrategia para que lo que ocurriera fuera lo menos dañino posible en términos políticos. Y la única manera de hacerlo era ganar tiempo y aplazar la discusión para dentro de dos semanas.
La primera decisión del oficialismo se gestó a las 9:30 de hoy, cuando las principales espadas parlamentarias se reunieron con Emilio Monzó. Allí decidieron bajar al recinto y aportar al quórum antes de que la oposición consiguiera los 129 legisladores. Su ancho de espadas era siempre garantizar que no se consiguieran los dos tercios para imponer sobre tablas la iniciativa.
Una vez allí, en Cambiemos sabían de antemano que la discusión comenzaría con una moción de Graciela Camaño, jefa del bloque de Frente Renovador-UNA, para que la norma se debatiera con el despacho de comisión de Obras Públicas y de Defensa del Consumidor conseguidos ayer, a falta de que Presupuesto y Peticiones, Poderes y Reglamento hicieran lo propio. Por eso, rápidamente Mario Negri, presidente del interbloque de la coalición gobernante, anticipó que “eludir la comisión de Presupuesto inhabilita el debate” y anunció que Luciano Laspina, presidente de dicha comisión, había convocado para la semana que viene una reunión para emitir dictamen: “No hay nada que discutir. Que se cumpla con ese paso. Hay una afectación del presupuesto. Nuestro bloque no va a facilitar los dos tercios”, completó Negri.
El Gobierno ya había dejado clara su postura. Esto derivó a un cuarto intermedio para que se reúnan los jefes de bloques y decidir los pasos a seguir. Aquí se acordó que hablarían 29 diputados de los 29 proyectos para limitar el aumento de tarifas presentados y que votarían individualmente cada uno, con la necesidad de los dos tercios de los presentes para que se debata. Triunfo parcial de Cambiemos, que solo debía dejar correr el tiempo y votar en contra de todas las propuestas. Tal fue así que los diputados debían turnarse para ir al baño para no arriesgarse a en algún momento brindarle los números a la oposición.
En el oficialismo reconocen que la jornada no fue una victoria completa porque no se sacaron de encima el tema, sino que lo aplazaron: “Es un empate. En un empate no gana nadie”, definió un hombre del riñón del macrismo. Y también son conscientes de que no podrán estirar mucho más la situación que el 9 de mayo, cuando probablemente se traten los proyectos en una sesión ordinaria ya con dictamen de todas las comisiones correspondientes.
Con una derrota a la vista, el Ejecutivo ya comenzó a aplicar la nueva estrategia: que la ley que se apruebe sea lo menos coherente posible. De esta manera, será más fácil para Mauricio Macri vetarla, algo que en las oficinas oficialistas en la Cámara de Diputados ya se descuenta.
El otro objetivo de la Casa Rosada es coparticipar el daño político. Aquí entra en acción el proyecto de ley presentado por ellos y que ingresará por el Senado. En Balcarce 50 saben que no se seguramente no se aprobará porque ataca las cuentas públicas de las provincias y las desfinancia. Entonces, pondrán a la Cámara alta, representante de los gobernadores, en un escollo: o le dan curso a la norma y pierden sus fondos o comparten el costo político con el Gobierno de frenarlo.
Del otro lado, la oposición se fue con un sabor agridulce, aunque con aires de conformismo. Básicamente porque saben que la discusión no acabó hoy sino que tienen una vida más luego de que dictamine la comisión de Presupuesto y la de Peticiones, Poderes y Reglamento.
Por ejemplo, en el massismo destacaron la presencia del oficialismo: “Los obligamos a sentarse a dar explicaciones”, resumió un diputado. Otro punto a favor fue que todos tuvieron el tiempo para hablar, lo que no estaba previsto si Cambiemos rechazaba de plano la sesión al comienzo. En su alocución, Camaño se refirió a esto: “Lamento que estar en la sesión sea una estrategia para obstruir la posibilidad de que discutamos y le demos a la sociedad un resultado con respecto al tema de las tarifas”.
Cuando estaban culminando los discursos, se lo vio salir del recinto a Sergio Massa vestido de remera blanca, jean y saco negro. Al principio sorprendió la presencia del ex diputado y líder del Frente Renovador. Pero, según averiguó Infobae, estuvo en el Senado reunido con Miguel Ángel Pichetto y pasó por la Cámara baja para saludar a Camaño por su cumpleaños.
Otra visión en el Frente Renovador fue que la Cámara “comenzó a funcionar de una nueva manera”. Resaltaron que lo de hoy fue una muestra de que la oposición puede juntar el número para tener quórum propio y consideran que “el Gobierno se quedó sin respuestas y tienen que llevar todo al plano político-partidario”.
Las sensaciones en Argentina Federal, el bloque de los gobernadores peronistas, son parecidas. Ven como un avance haber sacado dictamen ayer y que Luciano Laspina haya convocado a la comisión de Presupuesto. Esta decisión se gestó junto a Diego Bossio y Marco Lavagna, que hablaron durante toda la tarde de ayer con el hombre del PRO.
En diálogo con este medio, Bossio explicó: “Las tarifas no son un tema de la política en términos de los dirigentes midiendo quién tiene más o menos poder. Es un tema concreto de la sociedad que tiene su reflejo en la Cámara de Diputados y hay una demanda muy fuerte de sectores productivos, pymes y familias”.
Desde el bloque pusieron el foco en que “es difícil de explicar que el oficialismo no quiera habilitar el debate de los temas bloqueando los dos tercios para hacerlo”.
El presidente del interbloque, Pablo Kosiner, expresó algo similar: “No creemos que la solución pase por decirle a la gente que las tarifas están caras pero que las pueden pagar en cuotas con intereses, como planteó el gobierno. Tampoco se resuelve solamente con el aporte de las provincias y municipios. El Estado nacional tiene que hacer su aporte”.
En el Frente para la Victoria todas las sensaciones son a futuro. Si bien entienden que hoy el Gobierno ganó tiempo, saben que en dos semanas el debate se retoma y ese será el día de su victoria. Ante la posibilidad de un veto presidencial, que lo dan por seguro, la postura será que no es su responsabilidad sino del Gobierno. Un diputado fue más alarmista: “Cuando la veten no nos vamos a quedar callados”.