La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner juró ayer como senadora nacional en una ceremonia en la que eligió cumplir el ritual sola sin la presencia de ninguno de sus familiares.
Entre cánticos, pancartas y gritos de aliento de cientos de militantes kirchneristas, la exmandataria ingresó al recinto en el que ganó relevancia como figura política, primero entre 1995 y 1997 y después entre 2001 y 2007, justo antes de llegar a la Presidencia.
Fernández de Kirchner fue la última entre los senadores electos en ingresar al recinto, en medio de los flashes de los fotógrafos y los aplausos de sus seguidores y cuando incluso la vicepresidenta Gabriela Michetti ya se encontraba en el estrado. Michetti, a quien Cristina se negó a tomarle juramento cuando asumió la vicepresidencia junto al primer mandatario Mauricio Macri, fue ahora la encargada de esa ceremonia.
La flamante senadora bonaerense fue la única de los 23 legisladores electos que se acercó al estrado en soledad, sin la compañía de sus familiares cercanos. De vestido floreado blanco y negro y blazer, CFK pronunció las palabras de rigor en medio de aplausos y aisladas palabras de aliento de sus seguidores, que le gritaron desde los palcos superiores: “Vamos jefa” o “Jurá por el pueblo”. También hubo gritos de reprobación como “Ahora no te reís” desde otro de los sectores de los palcos, ocupados mayormente por familiares de los senadores electos y diputados.
Tras concluir la ceremonia, Esteban Bullrich, flamante senador de Cambiemos y con quien Cristina protagonizó y perdió el máximo duelo electoral de octubre, afirmó que espera que la convivencia con Fernández sea “muy buena” para poder defender “juntos” a los bonaerenses y contribuir a que los argentinos “vivan cada vez mejor”. Asimismo, Bullrich reveló que se felicitaron mutuamente tras prestar juramento y señaló que no hay “ninguna razón” para que la exmandataria no asuma su banca, pese a las causas judiciales en las que está implicada y ante las que gozará de inmunidad parlamentaria a partir de ahora.