Casi seis meses después del atentado sufrido a las puertas de su casa y en pleno ejercicio de su liderazgo político, la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, cumple hoy 70 años, una edad que podría permitirle eludir la prisión en el caso de que se ratifique la condena por corrupción que se dictó contra ella en diciembre pasado.
"El liderazgo de Cristina permanece vigoroso en una base que está a nivel bastante constante en términos históricos: es muy firme en alrededor del 25/30%, el segmento peronista decidido y más politizado, en el que no tiene competencia interna y es el principal vector ordenador", detalló a la agencia de noticias EFE la directora de Comunicación de Analogías, Marina Acosta.
El amor incondicional de sus seguidores es la base de apoyo para enfrentar un desafío mayor: las causas judiciales que también involucran a los hijos que tuvo con el fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007): Máximo y Florencia.
Ha logrado ser dos veces presidenta (2007-2015), la primera mujer elegida por el voto popular para ser mandataria y haber ganado con el 54% de los votos la reelección en 2011, después de ser primera dama, diputada y senadora.
Pero esta abogada enfrenta hoy las acusaciones en la Justicia con astutas jugadas políticas, donde hace uso de su reconocida inteligencia y la centralidad política que aún mantiene en la opinión pública. Cristina endilga su derrotero judicial al llamado "lawfare" (guerra judicial, en castellano).
"Es la dirigente sobre la cual gravita desde hace años la política argentina. Lleva más de quince años en el máximo nivel de exposición y conflicto, casi desde que asumió la Presidencia en 2007, y eso no es inocuo en materia de desgaste. Los ataques que sufre desde el ámbito corporativo y judicial la van deteriorando", explicó Acosta.
Hoy es la vicepresidenta, tras sorprender con la fórmula con Alberto Fernández para volver al poder, pero hacia el fin del mandato representan facciones opuestas dentro de la coalición de Gobierno. El kirchnerismo critica públicamente la gestión -en especial el programa con el Fondo Monetario Internacional.
Cristina sobrevivió a un atentado el 1 de septiembre pasado, cuando un joven gatilló dos veces un arma a centímetros de su cabeza sin que saliera la bala, cuando la vicepresidenta estaba saludando a los seguidores que se habían congregado en la puerta de su casa en Buenos Aires para apoyarla ante el inminente fallo condenatorio.
Por ahora la Justicia ha determinado que el ataque fue perpetrado por un grupo de jóvenes sin afiliación política y con una organización bastante precaria, a pesar de los intentos de la vicepresidenta de politizar el ataque.
Un tribunal luego la condenó el 6 de diciembre pasado por administración fraudulenta a 6 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos en un caso por irregularidades en la concesión de obras viales durante los gobiernos kirchneristas, un fallo que ha decidido apelar.
Se trata de sólo una de las acusaciones que enfrenta en la Justicia; eventualmente, cumplir 70 años le permitirá gozar de arresto domiciliario.
Tras conocer la sentencia por corrupción, Cristina Fernández dijo que es blanco de una "maniobra" para proscribirla políticamente y anunció que no se presentará a los comicios generales de 2023.
Un "operativo clamor" para que se presente como candidata a presidenta se materializa con carteles en la vía pública.
La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner está hoy embarcada en derribar la intención proclamada de Alberto Fernández de buscar la reelección en unas primarias abiertas del peronismo.
"Cristina es la dirigente que individualmente tomada tiene mayor intención de voto. Va a depender de la capacidad de regeneración del movimiento peronista el hecho de que se agreguen los votos necesarios a esos de ella que permitan reconstruir una mayoría", explicó Acosta.