El gran iceberg de 5.800 kilómetros cuadrados, que se desprendió el pasado miércoles del segmento Larsen C de la Antártida, no tendrá movimientos ‘significativos‘ ya que en esa zona del mar de Weddel hay abundante hielo marino que dificulta su desplazamiento, informaron ayer fuentes del Ministerio de Defensa.
‘A partir del análisis de la información disponible, se estableció que el témpano recientemente generado no tendrá una deriva significativa y que posiblemente quede varado con poco desplazamiento hasta que por efecto de temperatura, viento y corrientes comience su derretimiento‘, explicaron desde el Servicio de Hidrografía Naval (SHN), que depende de la cartera que conduce Julio Martínez.
El SHN realiza la vigilancia de los sectores antárticos que puedan generar el desprendimiento de hielo de origen terrestre hacia el mar y convertirse en témpanos a la deriva. ‘La ruptura final de un sector de la barrera de hielo Larsen C se produjo en las últimas horas, luego de un proceso de varios años‘, precisó Defensa en un comunicado. El último evento similar había ocurrido en 2002, con la fractura de Larsen B y la generación de cientos de témpanos. En junio último se reactivó el proceso que resultó en la pérdida de un 10% de la barrera Larsen C y generó un témpano de 178 kilómetros de largo por 55 de ancho. Mediante sensores, se determinó que ese témpano, que por fuera del agua tiene unos 30 metros de altura, posee un espesor promedio de entre 200 y 300 metros. La región de la Antártida donde se produjo esta fractura es en el oeste del mar de Weddell, que en esta época se encuentra con un máximo de concentración de hielo marino, por lo que su desplazamiento se ve dificultado. Télam