Mauricio Macri y Donald Trump almorzaran a solas a pocos metros del Salón Oval el próximo 27 de abril, si es que no hay cambios de último momento en la agenda. 

 

El presidente llegará el 26 de abril y no prevé extender la gira más de veinticuatro horas. Es decir: el mandatario visita el Capitolio para encontrarse con legisladores republicanos y demócratas, después almuerza con Trump, y al promediar la tarde del 27 de abril, llegará a la US Chamber que está a minutos de la Casa Blanca.

 

El presidente argentino viaja acompañado por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, la canciller Susana Malcorra y el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, y ya tiene agendada una visita al Capitolio y una reunión en la US Chamber, que representa al poder económico de los Estados Unidos.

 

Peña, Malcorra y Pompeo tendrán su propia agenda de trabajo y no se descarta que acuerden reuniones en el Departamento de Estado, la Secretaria de Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. La intención de Macri es que estos tres funcionarios argentinos también hagan una recorrida por los principales think tank de Washington para explicar los planes políticos y económicos del Gobierno.

 

Trump y Macri se conocen de otra vida y jamás pensaron que se volverían a encontrar en la Casa Blanca. El pasado puede servir para acercar posiciones o dirimir viejas deudas personales. Con Trump nunca se sabe: maltrató a Ángela Merkel cuando se reunieron en DC y trató con distancia a Theresa May, a quien jamás había visto en su vida. En Balcarce 50, ya corren las apuestas.