El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, debutó esta mañana en su nuevo rol de coordinador área económica del Gobierno durante una reunión de la que participaron todos los funcionarios del gabinete que de alguna u otra manera influyen con sus decisiones en las finanzas del país.

 

En la mesa se sentaron los poderosos vicejefes de gabinete Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, quienes fueron los grandes perdedores con el movimiento de piezas dispuesto por el Presidente, según la visión de la mayoría de los analistas políticos.

 

También estuvieron presentes Luis Miguel Etchevehere (Agroindustria), Rogelio Frigerio(Interior), Luis Caputo (Finanzas), Jorge Triaca (Trabajo), Andrés Ibarra (Modernización), Francisco Cabrera  (Producción) y Juan José Aranguren (Energía) -entre otros-.

 

Acompañando a Dujovne como representantes de la cartera de Hacienda también estuvieron Guido Sandleris, su jefe de Gabinete, y Sebastián Galiani, secretario de Política Económica.

 

En la mesa de discusiones hubo medialunas. Algunos las acompañaron con café con leche y otros se limitaron al agua mineral.

 

La prioridad absoluta hoy del Gobierno es cerrar lo antes posible el acuerdo con el FMI y consensuar con el organismo de qué manera se avanzará en una reducción más acelerada del déficit fiscal.

 

La decisión presidencial de encumbrar a Dujovne surge como un reconocimiento a la tarea desarrollada por el ministro de Hacienda, que a entender del Presidente cumplió con su objetivo principal: limitar el gasto y achicar el déficit fiscal. El año pasado consiguió sobrecumplir la meta fiscal, que se había fijado en 4,2% del PBIy terminó siendo 3,9%. Y para este año el rojo primario (es decir antes del pago de intereses) se había anunciado en 3,2%, pero más tarde se corrigió a 2,7%, lo que supone un esfuerzo adicional cercano a los USD 3.000 millones este año.