El lunes a las cuatro y diez de la tarde, cuando el ministro de Economía Sergio Massa confirmó por redes sociales que Lisandro Cleri, hasta ese momento titular del Fondo de Garantías de Sustentabilidad (FGS) de la Anses, sería designado como vicepresidente del Banco Central, se abrió un interrogante sobre cómo se reordenaría la estructura al interior del directorio de la entidad. Es que para desbloquear el ingreso de Cleri hacía falta una silla, y eso determinó que, en las últimas horas, le pidieran el lugar a Arnaldo Bocco, quien dejaría en los próximos días el directorio del Central, según le confirmaron cuatro fuentes oficiales a Ámbito.
El ingreso de Cleri y la salida de Bocco no son los únicos cambios, aunque todavía no termina de confirmarse el reordenamiento. Cleri fue anunciado como vicepresidente de la entidad. Según la carta orgánica del BCRA, el directorio se compone de un presidente, hoy Miguel Pesce; un vicepresidente, hasta ahora a cargo de Sergio Woyecheszen; y ocho directores. Pero, para funcionar correctamente, el directorio del BCRA suele votar un “vicepresidente segundo”, cargo que en los papeles no existe pero sí en la práctica de la entidad. Ese lugar es hoy ocupado por el economista platense Jorge Carrera. ¿Por qué es importante qué “vicepresidencia” ocupará Lisandro Cleri? Por la lectura política que puede hacerse respecto del balance de poder dentro de la entidad y, especialmente, cómo queda el reparto de fichas entre Miguel Pesce y Sergio Massa.
Fuentes que conocen las negociaciones entienden que el ingreso de Cleri es una virtual intervención del BCRA por parte del nuevo ministro de Economía. De hecho, según supo Ámbito, Massa había solicitado poner a alguien de su confianza a presidir la entidad y desde su entorno llegaron incluso a tantear a Martín Redrado, que declinó la posibilidad porque reclamaba, entre otros aspectos, un plan integral, un equipo con mucho conocimiento técnico y leyes aprobadas por el Congreso. La emergencia es enemiga de lo difícil.
Otra persona que recibió una oferta para ingresar en el directorio del Banco Central es el recientemente salido del Banco Nación, Eduardo Hecker. Ámbito confirmó de varias fuentes el ofrecimiento, aunque supo que su ingreso es resistido por el massismo debido a la cercanía del economista con Matías Kulfas. Sin embargo, Hecker fue muy valorado por distintos actores debido a su trabajo en el Nación y es además amigo personal de Alberto Fernández. Algunas personas calculaban que, de ingresar Hecker, quien debería dejar su silla es Carrera. Las abogadas Betina Stein y Claudia Berger no están en dudas.
La salida de Arnaldo Bocco deja algo herido a Pesce, porque el director se movía en tándem con los pasos que marcaba la presidencia de la entidad. Sin embargo, dentro del resto de las opciones es la menos “dolorosa” para el economista y amigo personal de Alberto Fernández, que una vez más logró defenderlo y sostenerlo en su cargo. Dentro de esta escala de cercanía a Pesce, el director que tiene mayor vinculación con él es Claudio Golonbek, un economista que estudió en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA durante los mismos años que el presidente del BCRA. De hecho, también lo acompañó como director en su paso por el Banco de la Provincia de Tierra del Fuego entre 2015 y 2019, donde Pesce fue presidente. Pero además, Golonbek tiene un puesto clave, porque maneja la Superintendencia de Entidades Financieras y Cambiarias, un puesto fundamental en el Central porque tiene a su cargo gran parte de las operaciones cotidianas.
Con el ingreso de Cleri, Massa suma su segunda silla. La otra es ocupada por el joven economista Pablo Carreras Mayer. En ese equipo también es posible contar a Agustín D’Atellis y Zenón Alberto Biagosch, este último muy cercano a Roberto Lavagna. Con lo cual, Massa ya suma cuatro de las 10 sillas que toman las decisiones de política monetaria y cambiaria de la Argentina.
Todos estos movimientos, además, tienen una vida corta, porque en septiembre vencen cinco mandatos: el del propio Miguel Pesce (que puede renovarlo) y también el de Sergio Woyecheszen, Claudio Golonbek, Betina Stein y Claudia Berger. ¿Volverá el juego de la silla?