La cadena de arrepentidos en la causa de los cuadernos de las coimas sumó ayer un nuevo "arrepentido" que no pasó desapercibido para el sector financiero que teme otra ola de detenciones en ese rubro. Se trata de Ernesto Clarens, el primer financista de Néstor Kirchner, a quien se le atribuye ser el ideólogo de pesar los bolsos con dinero para ahorrarse tiempo a la hora de contar los billetes y que ahora lo vinculan como cambista en el entramado de la coimas. También es el fundador de Invernes, la financiera que manejó la plata del empresario Lázaro Baéz y abrió cuentas en el exterior de firmas cuyos beneficiarios finales eran los hijos de Báez; unos 11 millones de dólares en 2011, al año siguiente de la muerte de Néstor Kirchner.
Clarens estuvo toda la mañana de ayer en el juzgado de Claudio Bonadio, cerró un acuerdo con el fiscal Carlos Stornelli y apuesta a que el juez se lo homologue para convertirse en el primer arrepentido -imputado colaborador- del mundo financiero en la causa de los cuadernos de las coimas.
"Al menos tres testimonios dan cuenta de su rol en este caso", dijo un funcionario que trabaja en la causa.
¿Cuál fue ese rol? Oficiar de intermediario en la recaudación y de "cambista", de acuerdo con las pruebas que reunieron hasta ahora los investigadores y a lo que estaría dispuesto a confesar él, oficialmente, como arrepentido.
Clarens habría recibido dinero de empresarios que en muchos casos no tenían relación directa con la cúpula del kirchnerismo que se correspondían con certificados de obras cobrados por esas firmas como contratistas del Estado. Ese dinero, que supuestamente debían devolver como coimas por los pagos, se los daban a Clarens, "que los cambiaba a dólares, se quedaba con una comisión, y le entregaba todo lo demás a Muñoz (Daniel, secretario privado de Nestor Kirchner)", informó una fuente de la investigación.
Clarens, además, es un hombre clave en los movimientos financieros que realizó el kirchnerismo a través de su empresa Invernes SA, que ya estaba en la mira en diversas causas judiciales, como la denominada ruta del dinero K.
Clarens es un exempleado bancario que trabajó en la city porteña durante los "80, y que después de algún traspié en su actividad viajó a Santa Cruz. Llegó a esa provincia porque había conocido en el circuito de bancos y cuevas de la capital a un fanático de los mecanismos de la especulación financiera: el intendente peronista de Río Gallegos, Néstor Kirchner.
En Río Gallegos trabó relación con personajes clave del entorno de quien sería más tarde gobernador y luego presidente. Incluso se lo recuerda por ser quien sacó fuera del país los famosos fondos de Santa Cruz -regalías petroleras- que nunca se pudo precisar dónde terminaron.
Cuando el patagónico asumió su primera Presidencia, en mayo de 2003, Invernes, la compañía financiera de Clarens, pasó a tener un rol dominante en el manejo de las cuentas de las constructoras de los empresarios kirchneristas.
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Alerta. El acuerdo que Clarens cerró ayer con el fiscal Stornelli está bajo evaluación de Bonadio. El juez resolverá la semana que viene si lo homologa o no. Por su situación, las acciones de los bancos se desplomaron.
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