Pasaron diez años desde que La Casa del Encuentro comenzó a hacer las primeras y únicas estadísticas de femicidios en el país. El último informe de esa asociación civil muestra no sólo que los femicidios no han bajado, sino que la violencia contra las mujeres creció. En esta década han sido asesinadas 2.679 mujeres, un promedio de un femicidio cada 30 horas. Pero en 2008 hubo 208 mujeres asesinadas y en 2017 hubo 295, cifra máxima de las registradas por año y que solo se había alcanzado en 2013.
 

 

Y la saña es mayor: aumentaron los casos de mujeres apuñaladas, golpeadas, estranguladas, incineradas, asfixiadas, ahorcadas.
 

Los datos se repiten año a año, con patrones inamovibles: los asesinos son en su mayoría (62 %) parejas y ex parejas de las víctimas. Y los femicidios ocurren en las casas donde viven las mujeres (51 %).
 

En las estadísticas surge otro dato: a medida que la violencia de género se fue visibilizando, las denuncias de las mujeres fueron aumentando, pero luego bajaron. En 2008, de las mujeres asesinadas, diez tenían denuncias previas, cuando en 2014 fueron 39 las que habían denunciado y en 2017 sólo 26. Por otra parte, del total de asesinadas en 2008, sólo cuatro tenían una medida cautelar de la Justicia de exclusión o prohibición de acercamiento, contra las 21 en la misma situación de 2017. Estos dos indicadores hablan de la falla en la respuesta de la Justicia en las medidas de protección y de la credibilidad que genera el sistema en las mujeres.
 

Otro dato a tener en cuenta por el Estado: 154 femicidios fueron cometidos por hombres de fuerzas de seguridad, que poseen armas reglamentarias.
 

Y se duplicaron los femicidios con abuso sexual previo: en 2008 fueron 24 casos, en 2017, 45. Las estadísticas también muestran que 80 de estas mujeres estaban embarazadas, que 165 eran nenas menores de 12 años, que 101 eran migrantes y 81 eran mujeres en situación de prostitución o víctimas de trata.