Investigadores del Grupo de Mosquitos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA descubrieron que, en ejemplares de Aedes aegypti de la provincia de Buenos Aires, las hembras desarrollaron una adaptación al clima que, en función de las horas de luz, le indica a los huevos cuándo es el momento indicado para eclosionar. Se trata de un mecanismo llamado "diapausa" que, hasta el momento, nunca había sido descripto en esta especie.
"En otras especies de mosquitos, la señal ambiental que determina si los huevos van a querer eclosionar o no es el fotoperiodo -la cantidad de horas de luz que experimentan las madres de los huevos-, ya que es un indicador mucho más confiable que la temperatura, que es fluctuante y podría confundir a los bichos", explicó a Agencia CTyS-UNLaM la Doctora Sylvia Fischer, investigadora de CONICET e integrante del estudio.
En regiones cálidas y tropicales, hábitats del Aedes aegypti por excelencia, la temperatura parece ser indicador suficiente para que los huevos del mosquito se conviertan en larva y sigan el ciclo hasta volverse adultos. Sin embargo, en Buenos Aires y otras regiones del país, esta observación no parece cumplirse siempre.
Por ejemplo, si en la antesala al invierno se viven varios días seguidos con más de 12ºC, este contexto podría incitar la eclosión de los huevos, pero si luego desciende la temperatura, las larvas morirían al cabo de horas, perdiendo una gran cantidad de futuros adultos en ese "error de cálculo".
Al parecer, las hembras de Aedes aegypti encontraron, al menos localmente, una estrategia que esta especie no desarrolló en ninguna otra parte del mundo -la diapausa- y que al ser divulgada frente a la comunidad científica internacional causó el asombro de muchos, y cierta resistencia también.
"Muchísima bibliografía científica sostiene que Aedes aegypti no tiene diapausa, y eso permitió aseverar que el mosquito no iba a poder franquear determinados límites climáticos", apuntó Fischer, y agregó que sin embargo, "en Argentina, el vector está avanzando en su distribución y se lo ha encontrado tanto en el centro de Buenos Aires como en La Pampa, Mendoza, San Juan, Neuquén y Río Negro".
Si bien el Aedes parece haber encontrado nuevas estrategias contra el frío del territorio argentino, el mayor reto lo enfrenta cuando los vecinos se organizan y eliminan los criaderos de sus casas. Frente a eso, aseguraron, no hay adaptación que valga.