En una maniobra más política que económica, China decidió aumentar la presión sobre el Gobierno argentino -y comprometer sus cuentas públicas-, al dejar en suspenso el swap financiero -anunciado en octubre pasado por el entonces ministro de Economía Sergio Massa-, y sobre el que el propio presidente Javier Milei había pedido especialmente a Xi Jinping en una carta enviada apenas dos días después de asumir el mando de la Casa Rosada.
Sin embargo, el régimen chino decidió colocar en stand-by el acuerdo y bloquear los 6.500 millones de dólares que servirían de salvavidas al Ejecutivo argentino para atravesar sus delicadas finanzas. El acuerdo quedó en suspenso pese a los tempranos esfuerzos hechos por Milei en las primeras horas de su administración. El Presidente recibió en su despacho a Wu Weihua, vicepresidente de la Asamblea Popular de China, el 11 de diciembre, un día después de asumir.
Pero ese gesto de buena voluntad no fue suficiente. Beijing habría visto de manera negativa el avance que el Ministerio de Defensa hizo esta semana en la adquisición de los cazas F-16 de fabricación norteamericana en poder de Dinamarca. Esa transacción recibió el visto bueno de los Estados Unidos en octubre pasado, cuando además el Pentágono se comprometió a proveer un paquete de armas.