Un grupo de activistas comenzó a replicar en Córdoba una original acción de protesta contra la espiral de violencia en México, bordando denuncias en pañuelos blancos, y se proponen testimoniar las historias de los 212 nietos argentinos apropiados por la dictadura que son buscados por las Abuelas de Plaza de Mayo.
Los activistas, se reúnen cada fin de semana en una plaza céntrica de esa ciudad para bordar denuncias sobre desaparecidos sobre pañuelos blancos. La idea es que cada uno de ellos cuente en punto de cadena la historia de alguno de los 136.000 mexicanos asesinados en los últimos 6 años como consecuencia de la guerra contra el narcotráfico en ese país.
‘Bordados por la paz Córdoba‘, es además la única agrupación de bordadores no mexicanos que viajó con sus primorosa obra a la capital azteca el pasado 1 de diciembre para ser parte un original memorial que organizó el colectivo mexicano Fuentes Rojas, en coincidencia con la asunción del presidente Enrique Peña Nieto.
De vuelta en Córdoba, las coordinadoras de ‘Bordados por la Paz‘ planean bordar las historias de los 212 nietos argentinos robados durante la dictadura que siguen siendo buscados por las Abuelas de Plaza de Mayo.
‘Vamos a empezar bordando los casos cordobeses, porque la idea es exponerlos el próximo 24 de marzo en la puerta del ex centro clandestino D2‘, contó Carola Margara una activista de Córdoba.
En ambos casos, el objetivo es el mismo: dimensionar, visibilizar e individualizar a las víctimas de un gigantesco hecho criminal en el que estuvo involucrado un estado nacional, para crear conciencia, reclamar justicia y -en el caso mexicano- también el cese de la violencia. La idea de formar un grupo de bordadores cordobeses a imitación de lo que ocurre en ciudades de otros 14 países, la trajo de México la joven investigadora y documentalista teatral cordobesa Daniela Martín.
El movimiento surgió en 2011 en México, a partir de una acción propuesta por el colectivo Fuentes Rojas, una agrupación pacifista que debe su nombre a la iniciativa de teñir el agua de las fuentes públicas para llamar la atención sobre los muertos por la violencia en México.