Carolina Pochetti, la viuda de Daniel Muñoz, consiguió la homologación del acuerdo como arrepentida en el juzgado de Claudio Bonadio, aunque por el momento no saldrá en libertad. Aunque volverá a su celda en la cárcel de Ezeiza, la mujer pidió protección y seguridad para su familia.

 

Según indicaron fuentes judiciales, Pochetti volvió a los tribunales de Comodoro Py y estuvo tres horas y media reunida con el juez Bonadio. Un corte de luz amenazó con suspender su nueva declaración. Llegó antes del mediodía desde el penal de Ezeiza, con el casco que hicieron famosos los presos K y unas calzas naranjas de color flúo. Tras un breve paso por la oficina de defensa oficial, la mujer fue llevada a la secretaria del juzgado. Al término de la reunión, consiguió que se avalara el acuerdo con la fiscalía.

 

Sin embargo, el acuerdo no implicó su excarcelación. Fuentes judiciales indicaron que por el momento seguirá detenida porque estratégicamente la defensa prefirió no pedir la excarcelación. Según trascendió, la jugada del defensor oficial Juan Martin Hermida apunta a que el juez y los fiscales Carlos Stornelli y Carlos Rivolo puedan verificar por sí mismos la veracidad de los dichos de Pochetti antes de disponer su liberación.

 

En ese contexto, sin embargo, las mismas fuentes se encargaron de remarcar que Bonadio en los últimos acuerdos no dispuso las excarcelaciones. Pasó con el ex secretario de Hacienda de Santa Cruz Juan Manuel Campillo, que involucró en la causa a Isidro Bounini, el ex secretario de Cristina Kirchner; y con Carlos Gellert, primo de Pochetti y también vinculado a las maniobras del lavado de dinero.

 

Sobre el contenido de la declaración de Pochetti siguió reinando el hermetismo. Es que el juez, los fiscales y la defensa hicieron una suerte de pacto de silencio para que, por el momento, no trascienda el contenido de sus dichos en busca de profundizar la investigación. "Pochetti habló de todo, desde que conoció a Daniel Muñoz hasta el día de ayer", afirmaron fuentes judiciales.

 

Hoy, el ex abogado de Pochetti fue detenido. Miguel Angel Plo quedó preso junto a su yerno sospechado de haber formado parte del entramado que se montó para lavar dinero en el exterior.

 

La transformación de Pochetti en arrepentida comenzó a gestarse la semana pasada, cuando la mujer renunció a su segundo abogado –que, se cree, actuaba en sintonía con su defensa anterior- y pidió un defensor oficial. Consultó los beneficios de ser imputada colaboradora. Declaró durante tres horas ante los fiscales Carlos Stornelli y Carlos Rívolo. Al día siguiente volvió a ver al juez, con el que estuvo cinco horas pero no logró convencerlo. Hoy, Pochetti volvió a reunirse con Bonadio y, tras tres horas y media de preguntas y respuestas, consiguió la homologación de su rol como imputada-colaboradora.

 

La mira sobre la viuda de Muñoz está puesta en lo que pueda contar sobre el origen y el destino de unos 70 millones de dólares con los que el ex secretario de Néstor Kirchner y sus testaferros compraron al menos 16 propiedades en Nueva York y Miami y luego vendieron a las apuradas para intentar eliminar la ruta del dinero. Ese dinero, creen los fiscales y Bonadio, forma parte de la recaudación que hacía la banda que habrían encabezado Cristina Kirchner y el ex ministro Julio De Vido entre 2003 y 2015 y que recaudaba dinero con los negocios del Ministerio de Planificación, cobrando coimas a los empresarios que se quedaban con distintas licitaciones o emprendimientos oficiales.