Las bajas tasas de vacunación y el "relajamiento" en las medidas de prevención son las principales causas del aumento de casos de hepatitis A y B en Argentina, a lo que se suma la falta de diagnóstico de hepatitis C, alertaron ayer hepatólogos y gastroenterólogos con motivo del Día Mundial de la salud digestiva, que se conmemora cada 29 de mayo.

Los especialistas recordaron que la hepatitis A, que suele ser benigna pero puede evolucionar a un estado "fulminante" y poner en riesgo la vida u obligar a un trasplante, puede prevenirse mediante una vacuna que forma parte del calendario nacional, al igual que el virus B, que se contagia como el VIH pero es "100 veces más infectivo".

En cuanto a la hepatitis C, Ubaldo Gualdrini, presidente de la Sociedad Argentina de Gastroenterología (Sage), enfatizó que si bien no hay vacuna disponible, en la actualidad se puede curar con medicación, aunque la gran mayoría de las personas infectadas desconoce su condición.

"Cualquiera pudo haber estado expuesto al virus sin sospecharlo, porque se contagia fundamentalmente por el contacto con sangre contaminada o con instrumental médico, odontológico o cosmético que estuviera en contacto con el virus y fuera mal esterilizado", explicó.

Respecto de la hepatitis B, se sabe que en Argentina es la responsable del 45% de los casos "fulminantes" y que requieren trasplante. Se estima que unas 150.000 personas portan el virus y que tres de cada diez requerirán trasplante de hígado si no se las detecta y trata a tiempo.

"Quienes no tengan claro si se dieron las tres dosis indicadas para el virus B, pueden realizarse un sencillo análisis que mide la presencia de anticuerpos y así sacarse la duda. Vacunados no contraemos el virus y no lo contagiamos. Es una responsabilidad de todos cumplir con el calendario de vacunación obligatorio", remarcó Ezequiel Ridruejo, expresidente de la Aaeeh. Por su parte, Beatriz Ameigeiras, presidenta de la Aaeeh, opinó que los principales factores de riesgo para contraer hepatitis B son tener madre y hermanos positivos, uso inadecuado de procedimientos médicos, comportamiento sexual de riesgo, uso de drogas inyectables, hemodiálisis, transfusiones sin el control adecuado (actualmente, es obligatoria su detección), piercings y tatuajes sin la esterilización necesaria y ser VIH-positivo, entre otros.

Sobre la hepatitis A afirmó que "lamentablemente, hoy estamos también ante nuevos en edad escolar". En ese sentido la hepatóloga infantil Teresita González, médica del Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata, alertó que "el número de chicos diagnosticados con hígado graso se está incrementando significativamente".