Una figura clave en la historia. Cecilia Jesús Lower, prima de Daniel, que ayudó a reconstruir parte de la historia de la víctima número 85 del mortal atentado a la AMIA, ocurrido en 1994.

 

Luego de que su prima recientemente aportara fotos de Daniel Augusto Jesús, el recuerdo de la denominada víctima 85 del atentado a la AMIA volvió a hacerse presente entre los argentinos.

 

Daniel Augusto. La imagen de Daniel Augusto Jesús, quien murió junto a su madre en el atentado a la AMIA.
Cuando era niño. Uno de los dibujos hechos por Augusto Daniel cuando era niño, aportados por su prima.

 

‘Daniel Augusto Jesús fue la última víctima del atentado del 18 de julio de 1994 en ser identificada‘, informó la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). ‘Por más de 22 años su nombre y su foto permanecieron en el olvido. Al decidir recientemente acercarse a la AMIA, su prima Cecilia permitió que hoy se conozcan datos e imágenes de la tristemente denominada víctima 85 del peor atentado terrorista ocurrido en el país‘, señalaron.

De esta manera el área de prensa de la AMIA aportó datos de la historia de Daniel Augusto Jesús, la última víctima del atentado del 18 de julio de 1994 en ser identificada.

Recién en agosto de este año la víctima 85 del atentado perpetrado el 18 de julio de 1994 tuvo nombre y apellido. Su mamá, María Lourdes Jesús, también murió en el atentado. Su hijo tenía 19 años.

Como publicó la agencia oficial de noticias Télam, ‘el camino a la identificación de Augusto se remonta casi un año atrás‘, cuando a partir de un pedido de las distintas querellas de familiares de víctimas y por orden de los fiscales que quedaron a cargo de la UFI-AMIA, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) realizó estudios de ADN a los restos de fallecidos en el ataque que permanecían en el cementerio judío de La Tablada.

‘Esa fría mañana de julio, Augusto y su madre concurrieron a la sede de la mutual judía para asistir a un curso de enfermería‘, dice la nota de la agencia, despachada en agosto pasado. ‘Solos y sin familiares cercanos vivían en forma muy precaria en una iglesia del barrio de La Recoleta‘.

Según relataron en la AMIA, hace pocas semanas Cecilia Jesús Lower leyó una nota de la revista Gente y se encontró con lo que el artículo describía como ‘una botella al mar‘ para dar con la historia de ‘Augusto, el muerto sin rostro‘. Esas palabras conmocionaron a Cecilia. Augusto era su primo. Cecilia decidió entonces contactase con la AMIA. Concurrió al encuentro con algunas fotos familiares y dos tarjetas escritas por Daniel cuando era niño.

“Mi tía fue identificada desde el momento del atentado. Pero nunca más pudimos dar con el paradero de Daniel. Supusimos que estaban juntos porque iban siempre los dos a todos lados. Mi papá, que después falleció, trató de averiguar algo, pero no lo logró, y después todo quedó tristemente en el olvido”, contó en el blog de la AMIA.
La institución informó que con todos los datos aportados por Cecilia, la trágica historia de la madre y su hijo serán incorporadas a la Central de Recursos 18J, en la que la AMIA compendia el material informativo disponible sobre el atentado. Ahora esa base de datos tendrá algo que decir sobre la víctima 85.

En el documento se menciona que era porteño, nacido el 21 de diciembre de 1974, hijo de María Lourdes Jesús, que su DNI era el 24.315.946 y vivía en Juncal 876. Esa dirección pertenece a la Parroquia del Socorro. Allí a una cuadra del lugar donde estaba la embajada de Israel, volada el 17 de marzo de 1992 funciona un refugio para indigentes, donde vivía con su madre. La mañana del 18 de julio de 1994, Augusto acompañó a María Lourdes hasta Pasteur al 700, la AMIA, donde ella hacía un curso para atender a adultos enfermos. Minutos más tarde, el edificio fue demolido por un atentado con explosivos. Télam

 

‘Andaban rondando’

Según José, tío de Augusto, las relaciones familiares “no eran buenas; nunca vivimos todos juntos”. Según cuenta, sus dos hermanas se fueron a Mar del Plata poco después de cobrar su parte de la venta de la casa paterna, tras la muerte del progenitor. Cuando regresaron, cuatro o cinco años más tarde, María Lourdes “volvió con su hijo en brazos”. “Augusto nació en diciembre de 1975”, dice leyendo un documento, lo que difiere del que figura en la investigación, que lo sindica como porteño. Nunca supieron quién era el padre. “Andaban rodando. Creo que trabajaba cuidando a la madre de un abogado que era de la AMIA”, añade.