El jabalí, el mosquito "Aedes aegypti", la ostra japonesa y el cangrejo verde son algunas de las especies exóticas invasoras más dañinas de Argentina entre las más de 700 que existen: provocan grandes impactos en la salud y la economía con costos que pueden alcanzar al 1% del Producto Bruto Interno (PBI) anual.

Es una problemática que se repite a nivel mundial, dijeron científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) tras participar del primer informe global sobre el tema.

"De no hacer nada, esta tendencia va a seguir en alza", aseguró la científica Evangelina Schwindt, quien fue parte en Alemania de las reuniones para aprobar el informe de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes).

El estudio titulado "Informe de la evaluación sobre las especies exóticas invasoras" fue aprobado por 143 estados miembros de la Ipbes, entre los que está la Argentina.

"El 85% de los impactos documentados han afectado negativamente la calidad de vida de las personas", agregó la investigadora principal del Conicet.

Las especies exóticas invasoras son animales, plantas y microorganismos transportados por las personas, de manera voluntaria o accidental, por fuera de sus límites naturales y que, en un nuevo territorio, se expanden y se vuelven dominantes comprometiendo el funcionamiento de los ecosistemas y la provisión de bienes y servicios claves, como el agua potable.

Caníbales. El cangrejo verde es agresivo, caníbal. Aniquila cualquier especie.

 

También transmiten dengue, zika, chikungunya, cólera y covid-19. A nivel nacional, la lista del Ministerio de Ambiente comprende a más de 700 especies, incluyendo algas, hongos, plantas y animales que constituyen una de las principales amenazas para la biodiversidad y las especies en riesgo de extinción.

"La Argentina está complicada con las especies exóticas invasoras", explicó el biólogo Martín Núñez. "Hay muchas plantas como el tamarisco que afectan los cultivos", graficó. Dedicado al estudio de la invasión de pinos, Núñez los describió como "un problema central" porque se expanden fácilmente ocupando tierras que se usan para ganado.

Según el Ministerio de Ambiente, Argentina pierde por año 1.380 millones de dólares por los daños generados por el jabalí en las actividades productivas y 66 millones de dólares por el castor en Tierra del Fuego. Los costos económicos anuales pueden alcanzar el 1% del PBI.

En tanto, en los mares se reportó que en los últimos 20 años las especies invasoras pasaron de ser 30 a más de 100, según el Grupo de Ecología en Ambientes Costeros.

"En Patagonia se está extendiendo a gran velocidad el cangrejo verde, un depredador voraz", apuntó Schwindt y señaló el avance de la ostra japonesa, que modifica el ambiente costero y carece de depredadores.

"A las especies ya introducidas es muy difícil controlarlas, como el caso de jabalí que pareciera no tener límites", agregó la doctora en Ciencias Biológicas. Para enfrentar el problema, Schwindt destacó que en Argentina existe la Estrategia Nacional de Especies Exóticas Invasoras, para fortalecer la prevención. El biólogo Ricardo Gürtler describió uno de los pocos ejemplos de éxito de control de mamíferos invasores en el Cono Sur: el caso del jabalí en el Parque El Palmar, Entre Ríos. Allí el jabalí se había convertido en la principal amenaza de la palmera Yatay, pero logró ser contenido a través de una alianza que involucró a cazadores deportivos supervisados por guardaparques y permitió redistribuir la proteína animal en comedores escolares. "El jabalí aparece en el tope del ranking de mayores costos económicos porque causa impactos sobre la producción ganadera", aseguró Gürtler. Dijo que el cambio climático promueve la expansión de especies invasoras. Los expertos creen que "lo mejor es la prevención y el control en fronteras".

Cotos de caza

El jabalí fue introducido en Argentina en 1905, con el fin de incorporarlo a sus cotos de caza. La especie comenzó a reproducirse rápidamente. Su población creció de manera exponencial. Empezaron a dispersarse fuera de los lotes destinados a los cotos de caza en diversas direcciones.