El Episcopado recomendó ayer al gobierno nacional que asegure la “protección del agua”, promueva el “diálogo” y realice “consultas previas” con especialistas y referentes de la sociedad civil, si decide impulsar una reforma de la Ley de Glaciares con actividades extractivas.
A través de una Carta Abierta que dirigió al ministro de Energía, Juan José Aranguren, la Comisión Episcopal de Pastoral Social expresó su interés en que una modificación de la ley, “con el fin de promover una mayor explotación minera en el área cordillerana” contemple la realización de “estudios” ambientales y la “aprobación de instituciones encargadas de velar por el adecuado manejo del ambiente del Estado nacional”. “Nos parece que sería imprescindible un adecuado proceso de diálogo y consulta previa, con la mayor cantidad de actores, de manera de llegar a consensos superadores, antes de promover iniciativas que podrían perjudicar no sólo al ambiente sino a nuestras comunidades cordilleranas”.
El Episcopado lamentó que “no habiéndose cumplido los necesarios inventarios de glaciares y zonas periglaciares que actúan como reservas hídricas en el territorio nacional con toda la información necesaria para su adecuada protección, control y monitoreo (…) ya se esté pensando en modificarla para hacerla menos estricta y por ende menos protectora de estas importantes fuentes hídricas, contrariando el principio precautorio en materia ambiental”.
Días atrás, el secretario de Minería, Daniel Meilán, ratificó que el gobierno remitirá en las próximas semanas al Congreso Nacional un Nuevo Acuerdo Federal Minero firmado con 17 provincias e impulsará el debate de un texto para una reforma a Ley de Glaciares que contemple actividades extractivas.
“Nos llama la atención (…) que no se mencionen los necesarios estudios y aprobación previas, por parte de instituciones encargadas de velar por el adecuado manejo del ambiente que merecerían ser escuchadas y sus opiniones tenidas en cuenta”, insistió el Episcopado. Y remarcó la “importancia” que tiene el agua para las comunidades “que viven y cultivan la tierra en zonas cercanas a los glaciares” debido a que dependen de los “ríos que surgen de los deshielos”.