Aunque se hablan a diario, Cristina Kirchner volvió esta tarde a la residencia presidencial por tercera vez en menos de un mes. El encuentro que duró casi tres horas tuvo lugar en el quincho. A solas.
La reunión la anticipó y la hizo pública el propio Alberto Fernández. En su entorno evitan hablar de esos encuentros por lo que la comunicación de las visitas la maneja directamente el Presidente.
Este martes y a días de que el Gobierno defina la forma en que continuará el aislamiento social y obligatorio se sumó un tema por el que el Gobierno pagó un alto costo: la prisión domiciliaria a la que accedieron varios centenares de presos. Algunos culparon al kirchnerismo por impulsar el beneficio que habilitó el Poder Judicial. El Presidente mandó a callar el debate y aunque hubo quienes se quejaron porque pocos funcionarios lo defendieron públicamente, él mismo indicó que no se sumen voces a la polémica. Sólo compartió los números que recibió sobre cuántos presos fueron liberados porque cumplieron su condena y cuántos por el COVID-19. Sus datos son más bajos que los difundidos que generaron los cacerolazos. Pidió en cambio anunciar medidas positivas como la ampliación de cárceles en tiempo récord.
Cristina Kirchner tuiteó hoy en la misma línea. Compartió un video en apoyo a la gestión penitenciaria de Axel Kicillof, su favorito. Después fue a Olivos directamente desde su departamento en la calle Juncal, en el barrio de Recoleta.
El Presidente suele decir que la relación entre ambos es inmejorables. “Somos amigos y no nos vamos a volver a pelear”, plantea sobre su vice. “Los dos tenemos una responsabilidad común y estuvimos distanciados durante mucho tiempo para ponernos a discutir ahora”, respondió esta semana en una entrevista con TN. Y al ser consultado sobre la injerencia de Cristina Kirchner en las decisiones que se han tomado durante el aislamiento, ratificó que “no presiona”.