Buenos Aires, 29 de octubre.- Un estudio comparativo realizado por la Asociación Argentina de Ataque Cerebral y la Fundación para el Estudio de las Neurociencias y la Radiología Intervencionista (FENERI) reveló que en los últimos 3 años se redujo a la mitad el desconocimiento de la población sobre las señales de alerta de un ACV y sus factores de riesgo.

Así, sólo el 16,6% de los encuestados no pudo reconocer cuáles son las señales de alerta de un ACV frente al 34,1% que no había podido mencionarlas en el estudio realizado en 2011.

Con los factores de riesgo ocurrió algo similar, porque su desconocimiento disminuyó casi a la mitad (10,4% en el 2013 frente a 17,2% en el 2011).

Sin embargo, respecto a la actitud que adoptarían los entrevistados frente a los síntomas de un ACV, el estudio demuestra que no acudirían inmediatamente a centros de emergencia, como es preciso hacerlo.

“Lo que apenas subió un 10 por ciento entre encuesta y encuesta es el conocimiento sobre qué hacer si tiene un ACV. La gente sigue pensando que tiene que ir al médico más cercano, cuando tiene que acudir al servicio de emergencia porque el médico por ahí no lo puede ver, no consigue turno, va al día siguiente y es tarde”, afirmó Pedro Lylyk, presidente de FENERI y director de la Clínica Sagrada Familia.

“Y la atención médica a tiempo es muy imporante porque por cada minuto que una persona con un ACV pierde 1.9 millones de células neuronales, 14.000 millones de sinapsis -vitales intersecciones entre las neuronas- y 12 kilómetros de fibras mielinizadas a través de las cuales se generan las funciones neurológicas”, dijo.

La velocidad en el diagnóstico hace la diferencia respecto a qué métodos terapéuticos pueden aplicarse para tratar un ACV.
“Si un coágulo salió del corazón y viajó al cerebro, hoy antes de las 4.30 horas se puede realizar una inyección endovenosa y se puede romper el coágulo. Pasadas las 4 horas y media se puede meter un catéter para capturar el coágulo. Pero eso se puede hacer hasta las 8 horas después de producido,” contó.

Entre las señales de alerta más reconocidas, la más nombrada por los encuestados es la cefalea que duplicó la cantidad de menciones en relación a 2011, probablemente como consecuencia de la difusión del caso de ACV sufrido por la cantante lírica Florencia Fabris, cuyo video circuló y donde se concluye por su reacción, que la soprano tuvo síntoma un fuerte dolor de cabeza.

“Hay una relación directa con los casos de famosos y el aumento del conocimiento. Nosotros lo vemos en el consultorio, después del caso de la soprano que se le rompió un aneurisma, las consultas por el tema aumentaron un 50% en mi caso”, afirmó.