Fue la menor de las víctimas (tenía 14 años) la que se animó a contar todo, porque no aguantó eso de tener que ir a cuidar el bebé de su medio hermana y soportar los manoseos del padre de esa joven, que le dijera rica, que le ofreciera plata o un celular o que le mostrara sus genitales. Se lo contó a la madre del bebé que cuidaba y también a su propia mamá, alguna vez pareja del sospechoso. Y entonces se destapó una olla, porque esa revelación ocurrió delante de una hermana mayor de la niña (tenía 21 años) que en ese momento supo que era el momento de hablar sobre los ataques sexuales que había sufrido a manos del mismo sujeto.

Y su relato terminó siendo mucho más comprometedor para ese albañil (hoy tiene 62 años), porque la joven habló de haber sido violada desde que tenía 10 años y hasta que cumplió 17. Su propia hermanita lo confirmó, al decir que, cuando su mamá salía por alguna circunstancia, llegaba su expareja y sometía a su hermana.

Las psicólogas que entrevistaron a la joven y peritaron su relato, declararon que no mentía y que no era proclive a fabular. También encontraron un nexo directo entre los abusos que sufrió y su comportamiento rebelde, al que la llevó huir de su casa, drogarse, tener reacciones violentas e ideas suicidas.

Las psicólogas también informaron que ambas hermanas eran vulnerables, por el contexto social en el que vivían, dijeron fuentes judiciales.

El caso fue denunciado por la madre de esas niñas el 23 de setiembre de 2018. Y ahora llegó a juicio en la Sala I de la Cámara Penal, con el imputado preso.

Estaba previsto hacer un debate, pero el camino del proceso derivó en un juicio abreviado con la fiscal Silvina Gerarduzzi. A cambio de una rebaja de pena, el acusado decidió a través de su defensor, Gustavo de la Fuente, la conveniencia de admitir su culpa en las agresiones sexuales que le atribuían. Y aceptar un castigo de 6 años de cárcel.

Así lo ratificó ante el juez Víctor Hugo Muñoz Carpino, quien ahora deberá decidir si acepta o no el proceso abreviado. Si lo hace, no podrá imponerle al imputado una pena mayor, tampoco una menor, porque las partes acordaron el mínimo previsto para los delitos que se investigaron.