Argentina dependía de ese partido. Nigeria era el rival para clasificar a los octavos de final de Rusia 2018. Hoy el equipo de Jorge Sampaoli ni siquiera está en Rusia, pero lo que se reveló es que un futbolista nigeriano jugó mientras su padre estaba secuestrado.
John Obi Mikel contó a "The Guardian" que mientras iba en el micro del equipo hacia el Krestovsky Stadium de San Petersburgo se enteró que su padre había sido secuestrado: "Me dijeron que matarían instantáneamente a mi padre si informaba a las autoridades o se lo contaba a alguien".
Obi Mikel hizo lo que le pidieron y solo le contó a un grupo reducido de sus amigos: No quería discutirlo con el entrenador (el alemán Gernot Rohr) porque no quería que mi problema se convirtiera en una distracción para él o para el resto del equipo antes de un partido tan importante. Por mucho que quisiera discutirlo con el entrenador, no pude".
"Jugué mientras mi padre estaba en manos de delincuentes. Tuve que suprimir el trauma. Estaba emocionalmente angustiado y tuve que tomar una decisión sobre si estaba mentalmente listo para jugar. Estaba confundido. No sabía qué hacer pero, al final, supe que no podía dejar tirados a 180 millones de nigerianos. Tuve que apartarlo de mi cabeza e ir a representar a mi país primero", agregó el exfutbolista del Chelsea, hoy en Tianjin Teda de la Superliga China.
Obi Mikel aseguró que su padre fue liberado durante el pasado lunes, pero que fue torturado por lo que está en tratamiento de emergencia en un hospital. Una historia increíble durante el Mundial de Rusia 2018.