El fin de semana pasado Irán sorprendió a todo el mundo con un ataque calificado como “sin precedentes” contra el estado de Israel, provocando una escalada regional que si no es controlada y resuelta por vía diplomática abrirá un nuevo capítulo dentro de los conflictos armados, con grandes posibilidades de que se declare una guerra global y se usen armas nucleares.

La intervención en forma directa o indirecta de Estados Unidos, Rusia, China y los países que forman la OTAN (Tratado del Atlántico Norte), le ha dado a este conflicto una dimensión especial porque puede llegar a ser el detonante de una gran conflagración entre países de oriente y occidente, al sumarse a otras guerras que se están librando en este momento en el mundo. Junto a la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, que acumula miles de muertos desde el pasado 7 de octubre, y la invasión rusa a Ucrania, que ha cumplido dos años en febrero último, se viven conflictos armados a gran escala en Burkina Faso, Somalia, Sudán, Yemen, Myanmar, Nigeria y Siria, además de la tensión que hay entre China y Taiwán por un problema hegemónico.

El ataque iraní con drones y misiles, que se ha sucedido como respuesta a un primer ataque que llevó a cabo Israel contra el consulado de Irán en Damasco, en Siria, el pasado 1 de abril, y que acabó con la vida de varios comandantes del ejército, implica una ruptura del equilibrio que se había impuesto entre estas dos potencias regionales. Hasta ahora tanto Irán como Israel evitaban atacarse de manera directa optando, en el caso de Israel, por objetivos iraníes en terceros países como Siria, Líbano o Irak. En el caso de Irán las operaciones se hacían a distancia utilizando agentes secretos u otras modalidades similares.

Pese a la gravedad del ataque por su osadía y dimensionamiento, y no tanto por los daños provocados, Irán ha medido la dimensión de su accionar para evitar una escalada. Ha sido un llamado de atención al accionar israelí en Gaza y a los reiterados ataques a objetivos iraníes en Siria, pero igualmente condenable por lo que implica para la paz mundial.

Ambos países están en estos momentos en un impasse respecto a las medidas que puedan llegar a tomar contenidos, en el caso de Israel, por países aliados como EEUU y Reino Unido, que están tratando de que este conflicto se resuelva vía diplomática. De todas maneras un nuevo ataque israelí en el sur de Líbano, que ha provocado el martes la muerte de dos comandantes de Hezbollah, ha hecho más tensas las posiciones. 

En tanto la comunidad internacional está preocupada por las derivaciones que pueda llegar a tener este enfrentamiento que tiene en vilo a los mercados al presionar el precio del petróleo entre otros factores de la economía mundial.

Hasta ahora ninguna parte estaba interesada en seguir promoviendo la escalada. Irán, porque no tendría capacidad ni interés en enfrentarse directamente a Israel, y los israelíes porque preferirían evitar luchar en varios frentes a la vez. Además la comunidad internacional, especialmente EEUU, está presionando a Netanyahu para que no escale y aparentemente eso sería lo más conveniente para enfriar esta situación.