A medida que fue transcurriendo el gobierno del presidente Alberto Fernández y la situación económica del país se fue agravando, en la última etapa de gestión, a mediados del año 2022, se recurrió a la extraña figura del “Super ministro de Economía” para intentar corregir el rumbo, designación que cayó en la figura de Sergio Massa, a posteriori candidato a presidente de la Nación por el frente Unión por la Patria (Partido Justicialista).

La debacle que se precipitó con las medidas populistas que Massa fue implementando desde que comenzó a competir por la primera magistratura, con el solo objeto de ganar votos sin tener en cuenta el daño que hacía a la nación, fue advertida por muchos, pero al mismo tiempo no hubo un solo sector que hiciera algo para impedirlo, y así fue como se llegó al balotaje final de las elecciones con un país económicamente destruido y con muy pocas posibilidades de recuperarse.

El “Plan Platita” que consistió en inyectar pesos resultantes de la sobreimpresión monetaria a la que se acudió abusivamente se inmiscuyó con el plan de “orden fiscal, superávit comercial, fortalecimientos de reservas y desarrollo con inclusión” que había propuesto el ministro para conseguir “inversión, producción, exportaciones y defensa del mercado interno”.

El resultado fue que no se consiguió ni una cosa ni otra y que la Argentina comenzó a transitar por una etapa inflacionaria -que fue del 7,4% al asumir hasta el 124,4% en agosto previo a las elecciones- producto del mal manejo monetario y de un déficit fiscal que en ningún momento fue controlado o reducido como hubiese sido lo apropiado.

A Massa se le permitieron desde distintos sectores muchas cosas. Los gremios, los jubilados y hasta algunos sectores empresariales en ningún momento levantaron su voz para manifestar que había medidas que no debían ser llevadas a la práctica, como se hace ahora con la gestión del presidente Javier Milei, en la que hasta las cámaras legislativas, aprovechando la superioridad numérica de la oposición han rechazado iniciativas que son básicas para el programa de gobierno que prevé desarrollar el Ejecutivo nacional. Lo mismo que los gremios que insistentemente están amenazando con medidas de fuerzas y paros generales.

En materia monetaria donde tuvieron lugar los mayores desaciertos Massa buscó evitar un salto del tipo de cambio oficial del dólar y fue devaluando el peso de manera gradual. Pudo mantenerlo durante su primer año de gestión, donde de todos modos la moneda nacional perdió más de la mitad de su valor frente al dólar en términos nominales. Además estableció varios tipos de cambios diferenciales oficiales, que se sumaron a la multiplicidad de cotizaciones del dólar a los que agregó el dólar soja 1, dólar soja 2, dólar agro y dólar maíz.

Todo este conjunto de medidas de la anterior gestión de gobierno fue soportado de manera estoica por el pueblo argentino en una especie de complicidad que se revirtió al momento del balotaje cuando la gente se decidió cambiar por la propuestas de Milei, a quien ahora se le está exigiendo en un mayor grado las soluciones que a Massa le toleraron.