El paro de actividades escolares dispuesto por CTERA (Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina) a nivel nacional, y al que adhirió en nuestra provincia UDAP (Unión Docentes Agremiados Provinciales), más allá de sus pretensiones reivindicatorias lo que ha hecho es asestar un duro golpe al proceso de enseñanza de un alto porcentaje de alumnos que el jueves último no tuvieron clases ante la ausencia de los maestros que se sumaron a la medida. Una vez más, en este corto período que va desde el comienzo de las clases hasta la fecha, los chicos se quedaron nuevamente en sus casas con la sensación de no poder retomar el ritmo escolar necesario para internalizar conocimientos y avanzar en el proceso de enseñanza-aprendizaje que a esta altura del año tendría que estar encaminado para poder cumplir, al fin del ciclo, con los programas de estudio correspondientes.

A las dificultades que hubo en el inicio del ciclo lectivo el pasado 4 de marzo, se sumó el extenso receso de Semana Santa y del Feriado por el aniversario de la Guerra de las Malvinas que dejó reducida la semana a tres días hábiles de los cuales el jueves último fue elegido para la medida de fuerza haciendo que las clases se dicten intermitentemente sin la continuidad que se precisa en estos momentos.

Más allá de que el reclamo de los maestros ante la eliminación del Fondo de Incentivo Docente (Fonid) y por la falta de apertura de la paritaria nacional docente, entre otras reivindicaciones pueda estar justificado o no, lo grave de este accionar es que los dirigentes del sector conocen el daño que están provocando en el alumnado al impedirle retomar el ritmo de aprendizaje ante el avance del ciclo escolar, en un año en el que también están previstos otros fines de semana largos, además de las vacaciones de invierno y otros eventuales días sin actividad escolar que seguramente habrá.

Entre los efectos negativos que se producen cuando un chico no asiste a la escuela por uno o más días, o asiste de manera intermitente, se ha comprobado que además de perder la oportunidad de aprender determinados contenidos, se produce una disgregación del grupo áulico dificultándose el manejo de la clase. Expertos en educación aseguran que las ausencias reiteradas suelen tener como consecuencia bajo niveles de aprendizaje, repitencia e incluso abandono de la escuela.

Además de todo este panorama es un hecho de que la educación en los últimos años ha demostrado ser deficiente por las bajas notas de los alumnos en pruebas nacionales e internacionales, en materias básicas como matemáticas y lengua. Para este período las perspectivas no son mejores ya que por un lado no se sabe si se va a cumplir con los 190 días de clases previsto y si se van a poder desarrollar los programas de estudios conforme a los contenidos curriculares previstos para cada nivel educativo.

Estamos ante una situación que requiere mucha sensatez tanto por parte de las autoridades de gobierno como de los dirigentes gremiales del sector docente y de los maestros en general para llegar a acuerdos que más allá de satisfacer a cada sector priorice la educación de los chicos, único objetivo que realmente interesa.