"En lo que va de 2019 se generaron 22,6 millones de ejemplares. Esto muestra una pérdida de un cuarto de tirada promedio para la edición general argentina'', dijo el especialista en Políticas Editoriales de la UBA Adrián Vila recientemente. Los presidentes de las distintas filiales de todo el país de la Sociedad Argentina de Escritores van a reunirse en septiembre en Villa María, Córdoba, a debatir acerca de la profunda crisis editorial argentina que se abate sobre todas las provincias. 


San Juan siempre, ha sido históricamente, una plaza escritora de gran relevancia, pero muy cara. Los insumos cada vez aumentan más. Este 2019 es un año en el que, a comparación de los diez últimos, es el primer semestre más pobre en publicaciones que cualquier otro. En 2012 tuvimos el récord institucional de 25 libros editados, contra 10 títulos del año pasado y apenas dos obras en seis meses del año en curso. Los costos de edición aumentaron muchos más entre 2017 y 2018 que entre 2003 y 2016, siendo como siempre ediciones mínimas de cien ejemplares, a lo sumo 200, por cada autor. Las ventas de la mitad de esas obras era algo a toda luces alentador de persona a persona, dado que los libreros rara vez exponen y venden nuestras obras y el espacio gubernamental "Pura Cepa'', simplemente hace lo que puede, sin dejar de ser importante que al menos promuevan en él a los autores locales, sin cargo alguno para ellos. Sin embargo ello no basta. La crisis ha llegado y herido al mundo editor que en la provincia no cuenta con verdaderas editoriales. Aquí los autores concurren a una imprenta, que pocas veces cuenta con correctores, diseñadores rentados de la propia imprenta y hasta algunas tercerizan el laminado de las portadas, ofreciendo papel ilustración de un gramaje muy fino, con papel no satinado sino común de 80 gramos. Escasos locales ofrecen el carísimo sistema offset, el pegado que no degenere luego en un verdadero naipe cuando el libro comienza a manipularse y se remiten a un abrochado metálico (engrampado) y encolado a cuya durabilidad no puede darse mayor crédito. Así las cosas, creemos que la Sociedad Argentina de Escritores en el orden nacional debería contar con un lugar donde instalar una imprenta central y otras regionales e invertir en un centro editor, porque de esa manera todos concentraríamos nuestras obras con el envío de los manuscritos en sistema on line, para su edición en soporte papel o recurrir a tantos portales y recursos editoriales como posibilidades existen en la web para hacer realidad la edición y venta de los libros. La SADE Nacional que nos convoca debe velar por el libro en todas sus formas y expresiones. Pensamos que una imprenta en SADE Cuyo funcionaría muy bien con gente capacitada para editar, con quienes recepcionen los pedidos, con trabajo para ilustradores, creativos, etc. Debería abogarse por la eliminación de aranceles a la importación de tintas y de alguna manera alentar la distribución en todo el país con el mismo sentido. Así como solamente las universidades (EFU en San Juan y otras) editan sus obras captando autores e imprimiendo en imprentas de la CABA, cada centro editor de SADE debería asumir un compromiso más federal con eso y tratar personalmente con las papeleras con el fin de abaratar costos, lo mismo que con transportistas y otros intermediarios, para abrir el camino editor-difusor-distribuidor que estamos necesitando.


Competir en desventaja

El derrumbe editorial que padecemos tiene otras aristas además de los altos costos y es precisamente competir a veces fieramente y en desventaja con otros medios de publicación más rápidos y masivos como son los blogs, los distintos foros y las páginas mismas de internet. Por 15 dólares -por poner un ejemplo- se adquiere con tarjetas internacionales un libro de más de 500 páginas, lo cual no es así de viable en el papel. Los discos compactos etiquetados a color, a veces con sencillos diseños del propio autor barren con sus costos mínimos con cualquier sueño editorial a la vieja usanza. El audiolibro tiene costos siderales por algunos minutos (menos de diez).